Roberto Jorge Santoro, el poeta desaparecido que no deja de aparecer

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By Corriendolavoz

Roberto Jorge Santoro fue uno más en la lista de los poetas desaparecidos por la última dictadura, pero no es solo uno más y tampoco fue. El 1 de Junio de 1977 se lo llevaron de la preceptoria del colegio donde trabajaba y nunca más se supo de él. El cuerpo no está pero sus letras serán eternas, por eso, desde Corriendo La Voz, nos encomendamos a la tarea de rememorarlo, recorriendo sus obras y reviviendo la historia de éste escritor que supo reinventar el rol poético en el país.

Si mi poesía no ayuda a cambiar la sociedad
no sirve para nada
[Declaración jurada, 1975]

Corría el año 1974, tiempo de rebeldes en las calles latinoamericanas. El ‘no te metas’ con el que instruyeron los militares, luego, a toda una generación ya era moneda corriente. Los medios, las instituciones y los sindicatos de la burocracia se encargaban de desenfundar la individualización de los hechos: no meterse en la vida social era ganarse el futuro. Santoro sabía cómo ésta postura iba dominando las cabezas de los ciudadanos y ciudadanas y escribió Consignas, un pequeño poema para encender la mecha de la juventud:

«quédese en el molde
no reaccione
no se meta
moraleja:
seguro que le toca el cielo
cuando se muera»
– ‘No negociable’ – 1975

No le hago justicia a sus palabras con éste ejemplo, pero también, eso buscaba. Mostrar quién fue, y cómo se expresó un autor prolifero, una voz que venía a revolucionar las letras, y el mundo.

Uno más uno humanidad

Roberto Jorge Santoro nació el 17 de Abril de 1939 en la capital porteña, ciudad en la que enarbolaría y en la que situaría la mayoría de sus poemas. Hijo de Emilia Delisio y Salvador Santoro, un inmigrante italiano, que vivió casi toda su vida en el bohemio barrio de Villa Crespo.

Terminó el secundario y se inscribió -sin pensarlo mucho- en la Facultad de Filosofía y Letras, proyecto que se vio truncado de manera inmediata cuando fue llamado para el servicio militar obligatorio en la Marina.

El general pidió que le lustraran las botas
que le lustraran los cuernos
que le compraran verdurita en el supermercado
que fueran a pagarle los impuestos atrasados
que cargaran su coche con nafta gratis de Ypf
que le alcanzaran la sortija de la última estafa
que le trajeran gallinas para hacerse la del mono
acompañado
el general pedía todo y todo se le daba
hasta que un día
una hiena invadió su escritorio
y le comió los sesos»
(Historia argentina, No Negociable, 1975)

Dos años duró el servicio. Al salir buscó volver a respirar aires libres: se casó con Dolores Méndez, y pronto tuvo una hija, Paula Santoro. La poesía lo acompañó durante toda su vida y como tal, fue evolucionando y tomando diferentes vertientes a lo largo de todas sus palabras y contextos.

No es la intención hacer un análisis de los cambios literarios del autor, pero para quien le interese le recomendamos lo siguiente: abrir el libro con toda su obra poética (editado por RyR) y avanzar azarosamente, leyendo sólo los nombres de sus obras y poemas o series aisladas, el resultado será evidente.

Si bien su trabajo fue la humanidad, es decir, la construcción de una nueva, estos procesos nunca llevaron pan a ninguna mesa, ni tampoco permitieron editar libros. Para suplirlo, Santoro tuvo varios oficios que acompañaron su formación e inspiración: fue vendedor ambulante de artículos de limpieza, atendió un almacén, fue empleado del sindicato de música, pintor de brocha gorda y preceptor de una escuela secundaria técnica. Como la plata no sobraba, y la industria literaria marginaba a toda una generación, aprendió el oficio de linotipia en La Boca y se enmendó la ardua tarea de editar sus textos y los de sus compañeros y compañeras en distintos folletos, libros y carpetas. Las voces marginadas, ahora, tenían un nuevo espacio para gritar.

Roberto Jorge Santoro
Roberto Jorge Santoro

La militancia como arma cargada de poesía

A fines de los 60′ se unió a las filas del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y aportó a las experiencias – únicas en la historia – como el Frente Antiimperialista y por el Socialismo (FAS) y el Frente Antiimperialista de Trabajadores de la Cultura (FATRAC). En el PRT compartió su militancia con Haroldo Conti y Humberto Constantini. Para comprender al autor y su obra, nunca podemos dejar de analizar sus pasos por las filas del guevarismo: ya no se trataba solo de su voz individual desahogándose en soledad, sino de la responsabilidad de ser la palabra de una generación que se levantaba.

Santoro tomó como esencia y condición de escritura la de no embellecer con palabras ambiguas y disfrazadas una realidad que no fuese tal. Si ésta debe ser cambiada, la literatura debe expresarlo, posicionando la esperanza como motor de las transformaciones y transformándose a si misma. Sin faltar a esa lógica, comprendió que no alcanzaba sólo con escribir y expresarse, tenía que moverse. 

Si la cultura se la reservaban para un grupo bastante cómodo y ostentoso, las expresiones artísticas debían salir a la calle y tomarla para dejar su trono en casa. La cultura, construida realmente por el pueblo, no le podía dar la espalda, debía ser reapropiada y vuelta a poner el foco en éste.

«Hay poetas y poetas. Hay compromisos y casamientos, reformas y revoluciones. Hay quien está comprometido con la literatura, con la belleza o con las formas de la métrica. Pero sólo con ellas. Hay también otros que conociendo la necesidad de profundizar en el nada fácil oficio de la palabra, comprometen su vida, tratando de sumar a las luchas del pueblo una palabra caliente, que se necesita, que sirva, que sea revolucionaria.

(…) ante el terror, ante el fascismo, la escalada represiva, el infundio a combatientes, la mentira, el hambre, la mortalidad infantil, la desocupación y demás pequeñeces a que nos tienen acostumbrados, se hace necesario tomar definitiva conciencia de que: o todo para cambiar la sociedad, o todo para nada.»
[13/02/1974]

Santoro se sindicalizó en las letras y apostó, bajo diferentes frentes y experiencias, arrebatarle a la burocracia la Sociedad Argentina de Escritores (SADE). Integró, formó y consolidó diferentes frentes y organizaciones para dar la disputa sindical. En 1973, se presentó con el Movimiento de Escritores por la Liberación Nacional llevando como candidato a presidente a Humberto Constantini. Dos años después volvió a la carga con la Agrupación Gremial de Escritores, frente que encabezaban grandes escritores como Elías Castelnuovo, David Viñas, Bernardo Kordon, la histórica ensayista y feminista María Rosa Oliver y el mismo Santoro. La lista no ganó pero significó una experiencia que quedará en la historia por su compromiso y militancia.

El PRT, durante su existencia, impulsó la creación de diversos frentes de artistas para debatir las imposiciones culturales y en pos de la creación de un arte liberador. Recomendamos con vehemencia el documental «Un arma cargada de futuro», donde se retratan cómo se organizaron y su rol en transformar la lucha política y el arte en sí.

De barriletes calcinando el aire

La poesía es una escopeta
de dos caños

uno apunta a la verdad
el otro a la belleza

dispare
[Safari, sin año]

Uno de los procesos literarios que acompañó la mayor parte de la vida de Santoro se esgrimió por el aire y fue, al compás del viento, evolucionando según para dónde soplaba la realidad. Barrilete llevaba de nombre, y se trató de una revista publicada de manera intermitente entre 1963 y 1974. La idea fue revolucionar las formas y el contenido de las letras, darle lugar a las expresiones culturales que – hasta ese momento – se mostraban como diferenciadas, excluidas, o  ‘populares’ pero no eran consideradas artísticas.

Barrilete es, básicamente, una de las experiencias literarias más fructíferas de la historia del país, y – como tal- de la misma manera ninguneada. La lógica predominante era la de dar espacio y posibilidad de producción a un sinfín de autores y autoras que comenzaban a explorar la literatura.  Se buscaba editar, publicar y distribuir poemas en forma de folletos, revista o lo que se pudiera económicamente en el momento, que dispusieran de relevancia para la cultura popular. Es así que se transformó en el primer lugar en darle espacio a autores o letristas de tango que hoy parecen indispensables pero que no tenían lugar en los medios como Enrique Santos Discépolo u Homero Manzi.

En 1963 salieron los primeros cinco números y su producción fue variando dependiendo la actualidad por la que el país atravesaba. La premisa con la que el Barrilete se desenfundaba era simple: la poesía tenía que dejar de ser de las y los privilegiados y salir:

sacar al poema de la intimidad
y echarlo a la calle
[series, sin año]

La consigna, tanto como la editorial, pasaba por no autopublicitarse ni autopublicarse (incluso Santoro recién publica un poema suyo en el último número de la revista), los poetas, en diferentes reuniones, proponían temáticas y problemas, otros escribían.

Las revistas y los folletos se difundían en recitales improvisados en fábricas, sociedades de fomento y puntos estratégicos de los diferentes barrios porteños y de Buenos Aires y luego se vendía o regalaba a quienes acudían, fomentando el debate y la interacción constante.

La dictadura de Ongania, en 1966, resultó un quiebre para Barrilete. Muchos integrantes partieron a Cuba o a Vietnam mientras que la otra, Santoro incluido, radicalizaron la propuesta y el discurso continuándola con diversas variantes.

Por la revista pasaron autoras y autores de diversas perspectivas y formas literarias: Marcos Silber, Carlos Patiño, Alberto Costa, Emilia de Santoro (su madre), Leopoldo Juan González, Vicente Zito Lema, Martín Campos, Rafaél Vásquez, entre otras/os. 

Sin embargo, ésta no fue la única experiencia por la que transitó el autor, desde su obra, Oficio Desesperado en el 62′, a su último libro No negociable en el 75′, Santoro abordó un sinfín de temáticas y diferentes formas de escribir, describiéndose a sí mismo como un «surrealista, es decir, realista del sur».  Desde la cotidianidad, el amor, las críticas a las instituciones, la esperanza – o su falta-, del boxeo, fútbol y la militancia hasta el dolor y el futuro, son sólo algunos de los tópicos que tocó y retocó durante toda su obra.

En paralelo a Barrilete, supo realizar «Informes». En pos de articular las vivencias cotidianas, las luchas de la época y la idea de llevar la poesía a la calle se formaron diversos informes, es decir, cuadernos de poemas que editaba, recolectaba y distribuía él mismo abordando un tema determinado.
Informe sobre Lavorante (1963), fue el primero y transitaba la vida de Lavorante, un boxeador argentino en ascenso que falleció dramáticamente por las obligación de las mafias del deporte de subirlo al ring. A éste le siguieron: Informe sobre el desocupado, Sobre la Esperanza, sobre Santo Domingo, sobre el País (1966).

Pasado un tiempo de sequía, la situación del país exigió nuevas ediciones. El  informe sobre Trelew, en 1974, hizo volver al ruedo éste formato. Se trata de un compilado de excelente calidad literaria sobre la Masacre de Trelew. Este fue, además, concebido bajo una nueva plataforma, enteramente reivindicatoria y artística. Realizado en homenaje a los ‘héroes de Trelew’ por Grupo Barrilete y el Frente de Trabajadores de la Cultura se pensó con una estética diversa: consignas como «la sangre derramada no será negociada» se repiten sin cesar, ocupando páginas enteras, a lo que se le suma la foto de los muertos seguida de la entrevista que realizaron Pujadas y Bonet antes de ser fusilados.

Textos de Silvio Frondizi y Haroldo Conti fueron acompañados con testimonios de los sobrevivientes, las biografías de las victimas, dibujos, y los poemas de Alberto CostaDardo DorronzoVicente Zito Lema y Santoro, entre otros. La publicación sólo prosperó y se distribuyó por la militancia de sus autores debido a que la Triple A obligó a quitarla de puestos de diarios y revistas.

El último informe -del que hay conocimiento- es sobre Pinochet, un compilado en repudio al acto convocado por el dictador chileno en el estadio de Atlanta, en Villa Crespo.
Ese 14 de Mayo se volantearon poemas como éste:

No pasarán
él
el u.s.a
él usa asesino
él usa asesino poniendo
él usa asesino poniendo su mano
él usa asesino poniendo su mano sobre el pueblo
él usa asesino poniendo su mano sobre el pueblo chileno
pero asesino
pero asesino se mancha
asesino se mancha de sangre
su equipaje asesino

de nada vale que vecinos asesinos
le cubran la sangre de condecoraciones

esa sangre asesino
esa sangre del pueblo
te dará la muerte ahogándote asesino
con tu propia sangre

Las últimas palabras, los últimos días.

Llegando al 76′, el contexto del país se volvió nuevamente turbio bajo los ruidos de las botas pisando cada vez con más fuerza. La censura, la tortura, la desaparición comenzó a ocupar la primera plana de la cotidianidad. Santoro, sin embargo, continuó firme de convicciones y esperanzas, el 3 de Junio escribió una carta a la Confederación de Escritores Latinoamericanos, con sede en México denunciando los atropellos a la libertad que se cometían, como también las desapariciones y los arrestos, las amenazas y torturas a escritores. Hoy en día es bastante complejo encontrar la carta entera por lo que les compartimos parte de su final:

«Hasta aquí los datos que poseo. El presidente, no obstante, habla de la libertad y la democracia. Se liberan los precios. Hay cesantías en masa. Distribuyen una cartilla para prevenir actividades subversivas en las escuelas. El presidente dice que rechaza la prensa complaciente, la planta Ford de General Pacheco, que ocupa 4800 trabajadores, cierra por cinco semanas. EEUU acepta el plan del ministro de economía, hombre ligado a los monopolios; los obispos hablan de la paz y rezan. Borges declara que la literatura y el arte son formas de placer. (…) Lo cierto es que los compañeros siguen presos y es necesario que ustedes, a través de la Confederación de Escritores Latinoamericanos nos den una mano, la de la solidaridad, (…) y a favor de la causa popular testimonien el atropello de las burguesías sobre el proletariado. (…)
Hermanos, discúlpenme la letra, no tengo máquina donde estoy. Compréndame, compréndanos. De todas maneras somos optimistas. Esto recién ha comenzado. El presente es de lucha, el futuro es nuestro».

Un año y dos días después, tres hombres de civil ingresaron armados a la escuela técnica donde trabajaba de preceptor haciéndose pasar por familiares de un estudiante y lo arrastraron hacia su auto. Esta fue la última vez que se supo algo de él.

a mi país se le han perdido muchos habitantes
y dice que algún cuerpo de ejército los tiene
yo señor?
sí señor
no señor
pues entonces quién los tiene?
la policía
yo señor?
sí señor
no señor
pues entonces quién los tiene?
la cámara del terror
yo señor?
sí señor
no señor
pues entonces quién los tiene?
los organismos parapoliciales
yo señor?
sí señor
no señor
pues entonces quién los tiene?
pues entonces quién los tiene?
pues entonces quién los tiene?
[No Negociable, 1975]

Hoy, una plazoleta en Av Forest y Teodoro García en el barrio de Chacarita lleva su nombre y escritos republicados nos acercan su palabra y convicción.

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