#FacundoCabral De la cuna a la tumba fue una escuela

Foto del autor

By Corriendolavoz

Hoy se cumplen cuatro años del asesinato de Rodolfo Enrique Cabral, nuestro Facundo. Su vida y su muerte han estado manchadas por la tragedia pero su obra ha pintado de alegrías el mundo y le ha regalado a él mismo una hermosa eternidad. Aquí y allá.

Facundo Cabral nació en una calle de La Plata el 22 de mayo de 1937, fue el menor de 8 hermanos y no conoció a su padre hasta los 46 años. Tuvo una infancia dura y tanto sufría la pobreza de su familia que cuando tenía 9 años escapó de su casa en Tierra del Fuego con el sueño de llegar a Buenos Aires y poder hablar con Juan Domingo Perón ya que había escuchado que el Presidente ayudaba a los más necesitados. Lo logró y su familia pudo ser trasladada a Tandil en donde su madre finalmente fue empleada, pero esto no significó una mejor vida para Facundo que, a los 9 años, ya era alcohólico y por eso terminó en un reformatorio. Luego, a los 14 fue preso por su carácter violento y recién ahí comenzarían a cambiar las cosas.

En prisión aprendió a leer y a escribir, en 3 años realizó toda la educación primaria y secundaria y conoció muchísimas cosas de la literatura universal. El Facundo que salió de ese lugar poco tenía que ver con el que había entrado.

A los 20 años ya sabía que lo suyo era la guitarra y la canción. Vivía en Mar del Plata y ofrecía shows en un hotel de la ciudad. En 1970 grabó “No soy de aquí, ni soy de allá” y su nombre empezó a sonar en otros puntos del planisferio.

Se cree que conoció casi 170 países. Siempre soñó con llevar sus canciones y sus reflexiones a cada rincón del mundo.

Facundo fue cantautor, escritor, poeta y un verdadero filósofo. En 1996 fue declarado por la UNESCO mensajero mundial de la paz y hasta fue nominado al Premio Nobel de la Paz.

De la cuna a la tumba fue una escuela
De la cuna a la tumba fue una escuela

No estás deprimido, estás distraído

Cabral ha grabado canciones y reflexiones para ayudar a los demás. Fue un profeta. Quiso enseñar y enseñó. Con sus palabras y sus actos, con su voluntad frente a la adversidad y con la pureza de sus armas a la hora de luchar. Cabral fue, de la cuna hasta la tumba, una escuela de vida para todos nosotros.

En 2011, estaba realizando una gira por Centroamérica cuando, unos días después de haber brindado un show en Guatemala, fue asesinado a balazos por un grupo sicarios que tenía como objetivo terminar con la vida del empresario que lo estaba conduciendo hasta el Aeropuerto.

En su último show, antes de entonar la última canción (‘No soy de aquí, ni soy de allá’) Facundo se despidió diciendo:

“Yo me puedo morir feliz porque yo le dejé una canción al mundo”.

Deja un comentario