#ErnestoSabato A 31 Años del Informe CONADEP

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El 15 de diciembre de 1983 Raúl Alfonsín, a cinco días de su asunción, creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), presidida por Ernesto Sabato. El objetivo era investigar las desapariciones forzosas que se llevaron a cabo en el país durante la última dictadura militar (1976-1983). El 20 de septiembre de 1984, la Comisión hizo entrega del informe final al entonces presidente de la Nación. El año pasado, 30 años después y en conmemoración de tal hecho, la Casa de Ernesto Sabato se inauguró como Casa-Museo. Allí estuvimos presentes y hablamos con Guido, su nieto.
Por Oriana D’Angelo @oridangelo
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Ernesto Sabato era un libre pensador -tal como lo define incesante y orgullosamente su nieto- y como tal, no se afiliaba a ningún partido político, sino que se acercaba a quien representaba mejor sus intereses en el momento.
Esto llevó a Raúl Alfonsín a nombrarlo Presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), organización creada por Alfonsín el 15 de diciembre de 1983, para investigar la suerte corrida por las personas desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983). La idea original era que el presidente de la Comisión fuese electo por sus miembros. Pero como la elección se atrasaba, Alfonsín decidió nombrarlo a Ernesto Sabato, con el objetivo de que no se postergue más el inicio de la búsqueda de información, ya que de lo contrario se iba a terminar por eliminar toda evidencia de lo sucedido. La Comisión la integraban iconos de la cultura y la lucha, cada uno desde un lugar diferente, pero sin asociarse a ningún partido político, porque lo que se buscaba, justamente, era preservar el carácter apolítico de la misma.
El objetivo no era juzgar, sino saber el destino de aquellas personas de las que se había perdido el rastro una vez secuestradas por las fuerzas armadas. De todas formas, posteriormente el informe se utilizó para enjuiciar a las Juntas Militares, un hecho histórico en el mundo, ya que fue la primera vez que un gobierno dictatorial es juzgado en su propio territorio y bajo sus propias leyes por el gobierno democrático que lo sucede.
Al cabo de 280 días de labor, la CONADEP contabilizó 8960 personas desaparecidas, y dio cuenta de 340 centros clandestinos de detención, muchos de los cuales ya habían sido eliminados. Además puso en palabras las peores atrocidades sufridas por los detenidos en manos de aquel sangriento gobierno de facto.
Todas las cifras y testimonios fueron volcados en un extenso informe, el cual casi un año después, el 20 de septiembre de 1984, Ernesto Sabato, entregó al entonces presidente Raúl Alfonsín. “Esa labor fue muy ardua porque debimos recomponer un tenebroso rompecabezas después de muchos años de producidos los hechos, cuando se habían borrado deliberadamente todos los rastros, se había quemado toda la documentación, y hasta se habían demolido edificios” (1).
Sabato fue el redactor del prólogo del informe, el cual proponía una novedosa lectura del pasado. Novedosa no porque no se supiera, sino porque no era de carácter público. Se adjudicó la responsabilidad de las miles de desapariciones a las fuerzas armadas, añadiendo que dichas violaciones a los derechos humanos no eran casos aislados, sino que eran prácticas sistemáticas.
“De este modo, en nombre de la seguridad nacional, miles y miles de seres humanos, generalmente jóvenes y hasta adolescentes, pasaron a integrar una categoría tétrica y fantasmal: la de los Desaparecidos. Palabra – ¡triste privilegio argentino! – que hoy se escribe en castellano en toda la prensa del mundo.” (2)
También hace referencia a las críticas recibidas por no investigar los crímenes anteriores a la dictadura del 76, alegando que su misión no era juzgar terrorismos, ya que repudia todo los que en esa categoría se enmarque, sino indagar el destino que tuvieron las personas desaparecidas en éste último proceso.
El prólogo del informe realmente es un texto que habla por sí solo. Deja de manifiesto todo lo que recopilaron los miembros de la CONADEP en su investigación, sin dejar nada librado al azar, ni a la imaginación, como sí lo hacían las fuerzas armadas, con sus métodos de implantación de misterio y terror.
Todo el informe, en noviembre del mismo año, se publicó en un libro titulado “Nunca Más”, expresión sugerida por el rabino Marshall Meyer, miembro de la CONADEP, la cual fue originalmente utilizada por los sobrevivientes del Gueto de Varsovia. Al darse a conocer, el prólogo recibió duras críticas por hacer alusión a la “teoría de los dos demonios”, cuando hace referencia, al iniciar el texto, manifestando que “durante la década del 70, la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda”. Esto llevó a que en 2006, durante la presidencia de Nestor Kirchner, se reeditara el libro para el 30° aniversario del golpe de estado, adicionando un texto previo al prólogo original -redactado por la Secretaría de Derechos Humanos-, los anexos que no estaban en la primera edición, y actualizando las listas de desaparecidos y los centros clandestinos de detención.
El año pasado, 2014, en conmemoración de los 30 años de la entrega del informe final de la CONADEP, la Dirección General de Cultura y Educación decidió que el 20 de septiembre fuera incorporado como Día por el Nunca Más al calendario escolar bonaerense, según se publicó en el Boletín Oficial. Ese mismo año, y, particularmente, ese mismo 20 de septiembre de 2014, la casa de Ernesto Sabato abrió sus puertas como Casa-Museo (Ver: La Casa de Ernesto Sabato); ubicada en Langeri 3135, Santos Lugares, Provincia de Buenos Aires, donde vivió 65 años el reconocido escritor.
La casa tiene el objetivo de permanecer abierta porque así era cuando Ernesto vivía allí: él le abría la puerta a todo aquel que tocara el timbre, dispuesto a hablar de diversos temas, y dar espacio a diferentes personas. Paralelamente, nosotros podemos, de hecho debemos, mantener nuestra memoria siempre abierta, como la casa de Ernesto, y nunca olvidar aquellos datos duros pero ciertos revelados ese 20 de septiembre de 1984 en el informe final de la CONADEP. Hoy, a 31 años de dicho acontecimiento, esta es nuestra forma de recordarlo, de mantener nuestra memoria abierta para todo aquel que quiera pasar a conocer.
- (1) y (2) Fragmentos del prólogo original del Informe Final de la CONADEP.
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