El 1 de octubre, Agarrate Catalina vuelve al Gran Rex, mítico teatro de la calle Corrientes. En esta oportunidad, le abre las puertas al espectáculo “Un día de Julio”. Es por eso que compartimos la tarde con Yamandú Cardozo, uno de los responsables de esta murga uruguaya y hablamos de todo un poco: lo nuevo, lo viejo, lo de siempre.

Por Macarena Gómez Garcier @maquiagg

Apenas nombramos al Rex, nuestro entrevistado no tuvo más que palabras de elogio para con él. “Es un teatro que a mí me impactó mucho. El Luna Park está mortal pero desde el escenario te das cuenta que esto está diseñado para ser un escenario y un teatro. Es imponente y hay una magia. Una cosa inexplicable en pisar madera de teatro. Particularmente es uno de los lugares donde más me emocionó saludar a final, esa bobadita de uno que está ahí arriba, pero me impactó ver lo que se produce con algo que tiene que ver con el laburo de mis amigos”, enfatizó Yamandú.

Julio, particularmente es un mes donde se viven las antípodas de Carnaval, mes donde uno piensa al carnavalero recluido en su casa tomando mate e imaginando qué hay detrás de ese rostro pintarrajeado que pasea en febrero y aunque, en un principio, pensamos que el título de este nuevo espectáculo hacía referencia a esos momentos,  estábamos equivocados y así Yamandú,  explicó el por qué del nombre de este cuento que nos vienen a cantar.

Yamandú Cardozo: Julio es el único personaje que tiene nombre dentro del espectáculo. Tendrá su justificación (clara o no). “Julio”, estuvimos investigando con Tabaré en portales de estadísticas y dicen que en Uruguay es uno de los nombres más usados desde casi siempre, parece que somos locos por ponerle Julio a la gente, yo no hubiera pensado que es así pero parece que sí. Entonces, nos daba la sensación que ya, desde ahí, este personaje puede abarcar una cantidad de gente y puede tener un costado de identificación.

En un momento, haciendo la justificación del cuentito (que es una cosa que yo disfruté mucho y que realmente nunca habíamos hecho porque siempre habíamos trabajado consignas), empezamos a buscar las explicaciones de por qué él es así, cómo es la relación con su mamá y ahí sí, pensamos que Julio obviamente nació un día de julio.

Algunas fuentes reveladoras nos contaron que en realidad el espectáculo que finalmente se llamó “Gente Común” en un principio iba a llamarse “Un Día de Julio” pero que en el proceso quedó descartado. Entonces, decidí preguntarle al entrevistado el por qué de esa decisión y él  contó que en el desarrollo del espectáculo fue para otro lado la historia y un día de Julio podía ser de cualquier persona. “Después nos dimos cuenta que no sólo podía ser de cualquier persona sino de cualquier tipo, entonces nos quedaban afuera las tipas y había un recorte en la inclusión, fue ahí que nos dimos cuenta que podía ser un día de ‘Gente Común”, comenta Cardozo.

Como no podía ser de otra manera, el tópico referido a que por decisión del jurado no pasó la Prueba de Admisión, se puso sobre la mesa e intercambiando ideas sobre lo presentado le preguntamos si, en retrospectiva, hoy siente que fue acertada la idea de presentar aquellos 20 minutos para ser juzgados, a lo que nos contó lo siguiente: “Hay una cosa para mí y es que no siempre viene directamente relacionado el hecho de que una cosa no haya sido lo mejor finalmente o no haya sido lo más conveniente, para mí, eso es bien distinto a dejar todo. Entonces  que pueda ser lo que más guste o más convenza, encante o enamore depende de la gente, lo de dejar todo sí depende de nosotros y si me preguntas, te puedo decir que nos rompimos el alma trabajando. No pretendo que a todo el mundo le encante o no, pero es muy difícil cuestionar el por qué de esa elección desde la percepción. Hay una realidad y es que los que comentan (que obviamente todos tienen derecho a decir lo que quieran) tienden a comparar al conjunto con el conjunto y la PDA no es eso, porque sino nos ponemos a hacer un concurso para ver cuál fue la mejor “Catalina” de la historia  y está genial”.

¿Volverías a elegir ese cuplé para presentarlo en la Prueba de Admisión?

YC: Sí, porque teníamos otras partes escritas del espectáculo pero le teníamos mucha fe a ésta y le veíamos una virtud que era el hecho de ser la menos caduca, la que más soportaba la repetición. “La Catalina” tiene un acarrear o qué pensar que es el hecho de que se nos queman todas las sorpresas, el día de la PDA el Teatro de Verano estaba lleno y el público graba todo y lo cuelga en YouTube, entonces sentíamos que era un cuplé que si pasábamos a Carnaval iba a resistir las repeticiones.

A veces siento que “La Catalina” es medida con otra vara, que también “jodete no” pero eso sería más aplicable si fuese un concurso con vos mismo o ahora en el Rex por ejemplo, pero en una prueba que es en comparación con otros compañeros, yo hoy pienso después de haber visto otros espectáculos, que esa murga si no hubiese sido Agarrate Catalina, hubiese pasado.

¿Sos de los que piensa que el arte no se puede puntuar?

YC: No, de hecho se puede, no soy de los que más disfruta haciéndolo o entiendo el tema de medir el arte o compararlo con el otro pero sólo puede ser un juego para un momento, no siento que sea eso lo que le da el valor al arte. Sí, disfruto del concurso, lo disfrute mucho, muchas veces, ganando, perdiendo, jugando a concursar y no por lo que pasó me cambió la mirada sobre eso. Sigo amando lo que amaba de Carnaval, que es mucho y sigo detestando lo que detestaba de Carnaval.  Sí, me reveló la gravedad de ciertos asuntos que tiene más que ver con los odios,  las envidias, las mezquindades. Yo vi un grupo muy intenso y muy militante de gente.. feliz, pero desde una felicidad un poco enfermiza por el traspié de “La Catalina”.

Por la personalidad de nuestro entrevistado, en medio de los tristes recuerdos de la noche en la que se enteran que finalmente no habían pasado la prueba, nos cuenta una anécdota tragicómica que describe una charla con León Gieco, con quien estaban de gira en Chile y que al preguntar por la decisión del jurado y recibir sólo caras de descontento dice: “fue por mi culpa no? Claro, se enteraron que voy y no me quieren en Carnaval” y el sólo hecho de imaginarlo, hace que nuestra entrevista se sienta más relajada.

Esta murga recorrió los cinco continentes haciendo lo que aman en sólo algunos meses, entonces quisimos saber cuál era el recuerdo más palpable que tiene de esa hermosa experiencia con esa barra que más que amigos, son familia y describió una imagen de dos niñas chinas de 4 o 5 años que no sabrían leer seguramente y que colgadas del escenario cómo en cualquier tablado disfrutaron del espectáculo completo mirando sorprendidas. “Entonces hay una cosa de conexión espiritual, intangible, que no pasa ni por la razón, ni por la cultura que a mí me partió la cabeza”, destaca Yamandú.

Caía el sol y queríamos una última reflexión de Yamandú Cardozo antes de despedirnos, entonces le planteamos: después de todo lo atravesado en estos años, de los cambios de paradigma y la forma de comunicarse con su público, las giras mundiales y los traspiés, ¿Qué es Agarrate Catalina hoy?

YC: “A mí me emociona mucho ver que es cada vez más por un lado una compañía artística, estable, cooperativa, cada vez más apoyada en lo colectivo que anda girando por ahí. Que sea una barra de tipos muy valientes que se animan a probar cosas, a mezclarlas y tomar riesgos y sin embargo volver a probar mil veces más pero finalmente me emociona mucho ver que ese colectivo sigue siendo tremendamente una murga y es verdad que “Un día de Julio” es un espectáculo que tiene otros elementos, proyecciones, que dura una hora y media pero sigue siendo murga, es re murga. Me emociona reconocernos experimentales pero murgueros y como tipos que se definen como murgueros”.

 

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