Juan Agustin Maraggi
Periodista | Colaborador en Revista Mascaró | Estudiante de Sociología en la Universidad de Buenos Aires
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Este jueves, Cristina Fernández de Kirchner tuvo su primera entrevista en profundidad del año de la mano de Luis Novaresio para Infobae. La entrevista transcurrió en un popurrí de preguntas, desvíos y respuestas que no aportaron nada nuevo . Sin embargo, en casi dos horas de entrevista, Cristina volvió a nombrar – casi a la pasada- a Mariano Ferreyra. En Corriendo La Voz te contamos qué dijo, y qué le faltó decir.
Promediando la hora y media de entrevista y al ser consultada sobre Julio López y Santiago Maldonado, la ex mandataria deslizó, casi como si fuera un dato dicho al pasar, el asesinato de Mariano Ferreyra.
(Entrevista completa)
Cristina, en una hábil (¿hábil?) respuesta, incluyó a Santiago Maldonado, la desaparición de Julio López y a Mariano Ferreyra sin ahondar mucho en ninguno, ni explicar mucho nada:
“Fue un tema muy fuerte para nosotros, para Néstor, para mí. Nosotros estábamos en Nueva York con motivo de la Asamblea de Las Naciones Unidas cuando desapareció Julio López, después de declarar en uno de los juicios de lesahumanidad que nosotros impulsamos a partir de la inconstitucionalidad de la ley de obediencia debida y punto final. Y allá nos notificaron que esta persona que había ‘testimoniado’ en la causa de Etchecolatz había desaparecido luego de haber sido uno de los testigos de cargo más importantes (…) La verdad que Néstor se desesperó, y yo también, debo decir, porque fue muy fuerte. Ni bien llegamos a la Argentina nos pusimos en contacto con la familia, con el hijo, pusimos todo a disposición. Hicimos una tarea de conectarnos con la familia. Néstor le habló al país sobre el tema (…) han pasado 42 días o 43 y no hemos escuchado una sola palabra, una sola mención del presidente que no sea cuando sube a un ascensor sobre un chico que ha desaparecido después de un operativo de gendarmería [sobre el caso Maldonado].
En el caso de Mariano Ferreyra, que ni siquiera estaba involucrado el Estado porque había sido una pelea entre militantes…. entre sindicatos y demás, Néstor prácticamente fue el que consiguió el testigo que denunció lo que había pasado.
Por favor, hay un compromiso, una convicción, una historia con todo lo que sea violación de los Derechos Humanos”.
Las omisiones y las tergiversaciones, fueron de la partida. Pero…no es la primera vez que Cristina se refiere al caso de Mariano Ferreyra. El 26 de Enero de 2015, durante una de sus habituales Cadenas Nacionales, declaró una polémica frase que todavía hoy retumba en los oídos de quienes asistimos a los juicios contra los implicados. “Todavía recuerdo las palabras de mi hijo diciendo que la bala que rozó… que mató a Mariano Ferreyra, rozó también la cara… el corazón de Néstor”, expresaba la ex mandataria.
Volver a las bases: el caso de Mariano
El 20 de Octubre del 2010, Mariano Ferreyra, un estudiante, obrero y militante de veintitrés años se encontraba junto a un nutrido grupo de trabajadores tercerizados y organizaciones políticas y sindicales, participando en una protesta en Barracas en apoyo a éstos trabajadores dependientes de la Unión Ferroviaria, pero ignorados por su propio sindicato.
En medio de la manifestación, una patota a cargo de la Unión Ferroviaria se hizo presente para disolver a la fuerza la medida. La Policía Federal, de manera coordinada, abandonó el lugar y liberó la zona. Las consecuencias ya son conocidas: un feroz ataque con palos, armas hacia los trabajadores y las trabajadoras a cargo de la patota que terminó con Mariano asesinado y Elsa Rodríguez gravemente herida.
Más allá de los dichos de Cristina, la realidad arroja datos que le escapan a sus discursos. El Gobierno del Frente Para la Victoria se embanderó, desde sus primeros pasos en 2003, como aquél que – a diferencia de los anteriores- no reprimía la protesta social. Sin embargo, durante diferentes períodos de las diversas gestiones Kirchneristas, se vivió un proceso de tercerización de la represión.
La respuesta popular ante el asesinato de Mariano fue inmediata, la campaña en pedido de Justicia se nacionalizó y cada etapa del Juicio a los culpables fue acompañado por movilizaciones y manifestaciones. María del Cármen Verdú, integrante de CORREPI y querellante de la causa fue quien – ya durante las diferentes instancias judiciales- barrió por el piso el desligamiento estatal que Cristina continúa alzando. Verdú presentó la teoría de la culpabilidad tripartita. Significa comprender el desencadenamiento del asesinato como parte de un conjunto y no sólo desde una parte. La “Triple Alianza Anti-Obrera”, como también le llamó la abogada, explicaba que los hechos no se hubieran desarrollado sin la participación activa de tres patas: la burocracia sindical, la patronal y el aparato estatal, en connivencia con intereses económicos y cierto apoyo político.
Para la Justicia, sin embargo, la culpabilidad tripartita no era suficiente y fue rechazada por considerarla ideológica. La Justicia, en este caso, fue la que actuó ideológicamente y su fallo al respecto no sorprendió a nadie. La participación de éstas tres patas es, claramente, innegable. La alianza tripartita será ideológica, pero los sentenciados responden a las tres patas.
Al finalizar el proceso, trece fueron los condenados: “Jose Pedraza y Juan Carlos Fernández penalmente responsables, Cristian Favale y Gabriel Sánchez, autores materiales de la muerte de Mariano, Pablo Díaz, participe necesario, Jorge Daniel González y Salvador Pipito, como coautores penalmente responsables. El ferroviario, Claudio Alcorcel. Luis Mansilla y Jorge Ferreyra, policías que además fueron considerados como participes necesarios y 2 años de prisión de ejecución condicional a los policías: Hugo Lompizano, Luis Echavarría y Gastón Conti, por incumplimiento de deberes de funcionarios públicos. Por su parte, el policía David Villalba fue condenado al pago de una multa.” 1
Entre 2016 y 2017 algunos de los condenados por el juicio comenzaron a ver la luz del sol otra vez y salir a la calle. Francisco Pipitó, Daniel González y el mismo Pedraza, con domiciliaria, son los ejemplos más recientes.
Cristina continúa en la línea de omitir una realidad, el Estado fue una parte necesaria para la ocurrencia de la represión y el asesinato. Verdú lo demostró en reiteradas ocasiones y mirando en retrospectiva, cada vez se hace más evidente.
La ex mandataria podrá seguir intentando ocultar los hechos pero, a veces, antes de nombrar al pasar el caso o desvirtuar la realidad, es mejor callar.