#Groovestock Última parada: La Sala Buenos Aires

Nadia Benitez
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Sábado; noche de verano; una temperatura ideal que anima y por inercia casi que te obliga a salir de casa; amigos; un par de cervezas frías deseosas de ser destapadas y la compañera infaltable, digna anfitriona de cualquier plan: la música. Continúa el Ciclo de Verano de la Fiesta Groovestock y, una vez más, desembarcó en La Sala, el nuevo espacio ubicado frente al Parque Centenario, donde se realizan todo tipo de shows y eventos. El gran protagonista del encuentro: el rock de la mano de Ases Muertos, Inmerso y Brancaleone.
De un tiempo a esta parte, las fiestas rockeras lograron instalarse y marcan tendencia cada fin de semana. La Groovestock es un gran ejemplo de ello. El evento que arranca de trasnoche, convoca para cada presentación tres bandas locales del género rock y cada una de ellas tiene la oportunidad de desplegar sus atributos dentro de un margen de tiempo considerable extendiéndose hasta las 6 de la mañana aproximadamente.
En el marco del “Ciclo de Verano”, la Fiesta Groovestock viene celebrándose cada fin de semana en Palermo Club o La Sala. En esta oportunidad, los concurrentes nos encontramos en Avenida Díaz Vélez, frente al Parque Centenario para disfrutar entre amigos y copas otra noche más a puro rock.
Las puertas del recinto abrieron a las 23 hs. Ya en la vereda se podía observar pequeños grupos de chicos, los más manijas, aguardando a algún que otro amigo para ingresar. Desde el inicio de la noche, esto mismo relataba el ambiente: un clima alegre y, sobre todo, amigable. Los minutos, ni tercos ni perezosos, transcurrieron velozmente y de a poco las primeras remeras (insignias por excelencia de nuestras bandas preferidas) comenzaron a copar los alrededores de La Sala.
Pasadas las 12, el público dejó su timidez a un lado y aceleró el ingreso para descorchar las primeras botellas antes del arranque de la banda inaugural. Con un par de temas internacionales, los picos ahora calientes y el espacio un poco más atestado de gente, el escenario rompió el silencio y se hicieron presentes los cinco integrantes de Ases Muertos. La fiesta por fin empezaba.
La buena onda del quinteto logró contagiar a los presentes que no dejaron de hacer palmas en lo que duró el show. Se trata de la primera Groovestock para Ases Muertos y lograron superar las expectativas tanto de sus seguidores, como del público que aún no los había escuchado como de los propios músicos.
La lista que nos escoltó fue bien arriba y giró en torno a “Pequeño planeta”, primera producción discográfica de la banda. Sin embargo, no faltaron las sorpresas y pudimos escuchar en vivo “Atravesando el espejo”, melodía de lo nuevo que se viene para Ases. Una vez más, la armónica de Checha se impuso ganando terrero e incitándonos a aplaudir hasta el final.
Cristian (voz y guitarra) hizo dos anuncios a lo largo de la presentación. En primer lugar, ya circula en la red el video clip oficial de este nuevo sonido. Por supuesto, lo buscamos y lo compartimos en esta nota:
Para el cierre, se manifestó el segundo anuncio importante de la fecha: el 25 de junio Ases Muertos se va para la zona sur del conurbano donde brindarán otro show a puro trapo en el Club Tucumán de Quilmes. Antes de la despedida, subió alguien más al escenario. Llegó el turno de agitar con “De mil horizontes”, tema que interpretan junto a Piti Fernández y Ale Mondelo de Las Pastillas del Abuelo. Entonces, para acompañar la zapada, se unió Pablo Vidal, saxofonista de El Kuelgue.
Como toda fiesta, la presencia de Ases Muertos en la Groovestock procuró ser power con sus temas más rockeros. Sin embargo, el tiempo se evapora sin miramientos cuando se la está pasando demasiado bien y el quinteto debió abandonar el escenario para darle paso a la gente de Inmerso que continuaba con la velada.
La Fiesta Groovestock tiene una particularidad: los entretiempos entre una banda y la otra no se padecen ni se malgastan. Por el contrario, son minutos necesarios para ir al baño, volver a cargar los vasos con alguna bebida alcohólica, retomar las charlas con nuestros amigos, parejas o quien nos acompañe y que se escuche de fondo algún clásico del rock nacional que suele volvernos locos.
Alrededor de las 2.30 pisaron las tablas de La Sala los chicos de Inmerso que enardecieron con su música a los fanáticos espectadores. Esta presentación se dividió en dos tandas por lo que se pudo disfrutar también de un “entretiempo” de más. De repente, el reloj marcó las 4 am, momento en el que la fiesta se hallaba en su punto álgido y la tercera y última banda de la noche descosió cada centímetro de aquel escenario.
“Tocame una canción, que soy pobre, que soy rico, que no importa lo que soy”. La fiesta personificada. Si son pura alegría y corazón. Brancaleone y su público. El público y los músicos en escena. Durante un rato todo se desdibujó y ya no se distinguía entre los concurrentes y los muchachos que hacían sonar un instrumento. Parecían una gran familia. Todos eran uno.
Bombo, charango y bajo, todos confluyendo al unísono. Esa mezcla que a simple vista parece tan insólita pero al oírla regala deleite. Una especie de carnavalito rockeado (y pogueado) se vivió la madrugada del sábado que nos dejó exhaustos pero con el alma alegre.
Pasó otra jornada agradable y explosiva con tres bandas que dieron todo y más de sí para seguir haciendo de la Groovestock la fiesta rokera por excelencia.
Palabras Clave
Fiesta Groovestock – La Sala Buenos Aires – Ases Muertos – Inmerso – Brancaleone – rock – música –
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