#DíaDeLaMujer Violencia Intragénero

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Gina Penelli
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Redactora at Corriendo La Voz
Periodista | Corresponsal de Santa Fe |
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Desde, prácticamente, el comienzo de la humanidad nos domina el sistema patriarcal que sitúa a los hombres por encima de las mujeres; juzga todo lo masculino por encima de lo femenino y, lo que es peor, nos convence a nosotras mismas de que eso está bien y que debe continuar así.


Antes de empezar a desarrollar nuestras ideas sobre este fenómeno debemos establecer un concepto más claro de la violencia.
La violencia es violencia. Es decir, sí, un golpe es un golpe independientemente del contexto y de los protagonistas pero el motivo que lleva a darlo o recibirlo es muy diferente si sos hombre o mujer y las consecuencias, las repercusiones y el apoyo social también.

Por eso no podemos, bajo ningún punto de vista, intentar despolitizar la violencia porque ésta siempre arrastra valores o normas impuestas durante siglos por un sistema opresor de las minorías. Así han logrado no sólo construir y cimentar la omnipotencia del hombre sino también plantar una competencia entre las mujeres por ver quién la acepta mejor.

A continuación mostramos ejemplos que han tenido repercusión mediática y que reflejan a las claras cómo la semilla del machismo y de la opresión patriarcal ha germinado y echado raíces en una gran parte de las mujeres.

 

TE VAMOS A DEJAR LA CARA COMO CHUCKY

“A ver quién te dice cara bonita ahora” le repiten dos chicas a Julia mientras le cortan la cara, la espalda y otras partes del cuerpo con un cuchillo, un bisturí y una navaja. Es viernes a la noche, la estaban esperando en una esquina del barrio y la atacaron.
Julia tiene 15 años y, ahora, la cara desfigurada.

julia

Julia Álvarez fue atacada por dos hermanas que vivían en su barrio y que la odiaban por “linda”. Ella no podía pasar por algunas cuadras del barrio sin que le gritaran cosas, la insultaran y la amenazaran. En septiembre de 2014 finalmente cumplieron con esas amenazas.

Unas semanas más tardes, Julia fue invitada al programa de televisión matutino AM para contar su historia.

En la entrevista, ella estaba sentada junto a su hermana mayor quien era la que explicaba la situación y la que lloraba sin parar. Julia no lloró. Estuvo siempre seria, callada, con la mirada baja.

En un momento llama al programa el cirujano Daniel Félix para decirles que él y su clínica se iban a hacer cargo de las operaciones que Julia necesitaba sin cobrarle un solo peso. Dijo que lo tome como regalo de cumpleaños ya que, ese mismo día, ella cumplía 16.
Su hermana estaba emocionada, Julia agradeció con pocas palabras pero no lloró.

Después de eso y al notar su actitud, Verónica Lozano le pregunta si ella siempre había sido así, una chica tranquila, introvertida, medio tímida.
Julia levantó la vista, la miró a los ojos y le dijo “No, yo me reía todo el tiempo.”

Lamentablemente, el caso de Julia no fue el primero ni ha sido el último. Este fenómeno se ha repetido en diferentes lugares y de las formas más atroces que podríamos imaginar.
A Maribel le cortaron la cara con una trincheta a la salida de un boliche, Pilar recibió un corte de 12cm de largo y 3cm de profundidad que podría haberle dejado la cara inmovilizada, Carolina estaba sentada en un carribar cuando un balazo le penetró el corazón.
El ataque se da por razones que a veces rozan el ridículo; se vestía mejor que yo, se hacía la linda, era una cheta, había estado con mi novio.
Así las victimarias son, en realidad, víctimas del universo de los estereotipos que, ellas sienten, las excluyen. Entonces odian con vehemencia a todas las que sí pertenecen a ese mundo y quieren sacarles esa gracia. Quieren sacarles, como a Julia, hasta la risa.

 

 

LA FAMILIA QUE DESTRUISTE

Terminamos el año 2015 con un escándalo mediático que continúa en boca (y teclados) de muchos hasta el día de hoy. Pampita y Benjamín Vicuña finalmente se separaron y todo ese proceso tuvo actitudes, acciones y repercusiones más que violentas.

“Mirá, esta es la familia que destruiste” le dispara Pampita a la China Suárez en su cuenta oficial de Twitter.
Suárez y Vicuña compartían la grabación de una película y aparentemente algo había sucedido entre ellos en el set y fuera de él.

pampa

 

A partir de ahí, las redes sociales se vieron inundadas de ira e insultos hacia las dos protagonistas pero el mayor grado de violencia machista lo sufrió Eugenia Suárez en su cuenta de Instagram.
instachin

No es objetivo de esta nota hacer un juicio de valor sobre la infidelidad o sobre la intimidad de la familia involucrada sino mostrar cómo, frente a una situación así, la culpable de esa ruptura es la mujer que vive fuera del círculo y no el hombre que pertenece a él.
Son infinitos los casos en donde al hombre se lo entiende, se lo perdona y se lo justifica mientras que a la mujer se la condena para siempre.
Si en un matrimonio el hombre es el que tiene una amante, esa amante es la inmoral, la descarada, la “robamaridos” pero si el caso es al revés y es la mujer la que busca cualquier tipo de satisfacción fuera de su hogar es ella la mala de la historia. Esto tiene que ver incuestionablemente con el legado que nos deja la sociedad machista y patriarcal que construyeron; el hombre puede, la mujer no.
El hombre puede salir, gastar, conocer gente y vivir su sexualidad sin tabúes, puede romper lo que sea, sus cosas, su matrimonio o la armonía de su hogar; la mujer no.
Lo que hace verdaderamente terrible a esto es la aceptación de las mujeres. La aceptación y entregamiento de un género al poder y gracia del otro.
Y no decimos que es terrible únicamente por la condena social que sufrimos cuando nos involucramos en una historia de amor (¿terminada?) sino que esa es una de las tantas puntas que tiene esta red. La mujer “machista” o, como preferimos llamar, la mujer entregada condena a otra de puta y justifica así cualquier actitud o acción que reciba; no importa si es un comentario en una red social, una agresión física o la muerte.
Estamos un poco cansadas de hablar de Melina Romero porque nos agota la tristeza y nos da impotencia poder hablar sólo de lo que padeció pero es un caso que nos caló hasta los huesos. Melina no podía disfrutar de salir con sus amigas, no podía gustarle el aire libre y caminar por la calle, o sí, pero tenía que bancarse después lo que le pasara. Lo que le pasó. Melina, ni muerta y envuelta en una bolsa de residuos tenía derecho a quejarse porque adeudaba materias y su short era demasiado corto.
No existen (o existen pocas) mujeres que destruyan las familias de otras pero sí existen, y en cantidad, mujeres entregadas que destruyen el género.

¿ESTÁ GORDITA?

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Por último pero no porque no haya más manifestaciones para analizar, tenemos la faceta más salvaje de la fiebre de los estereotipos. “El cuerpo perfecto”.

No se nos permite tener kilos de más. Aunque quizás nadie sepa exactamente cuándo son de más y cuándo son saludables no importa, no podemos.
A nadie le interesa la lucha constante que vivimos entre lo que el cuerpo nos pide y el cómo queremos que este nuestro cuerpo, no importan los flagelos ni las enfermedades que esa batalla nos genera.
Está bien que vomites después de cada comida o que te alimentes a base de chupar una hoja de lechuga, siempre y cuando el jean te siga quedando bien. Es normal que en la escuela te verdugueen porque sos gorda o porque ya tenés 15 años y no tenés tetas, así funciona la escuela, supéralo, nena y empezá a hacer algo para pertenecer.
No llores, ¿Sos boluda?, prendé la tele y aprendé. Así tenés que verte, así. Tenés que tener ese culo y ese pelo y esa ropa porque si no no vas a conseguir novio. Andá al gimnasio, dejá de comer chocolates, no tomes más alcohol que te hincha.
Mirá lo que se puso esa ridícula, se le marcan todos los rollos, qué asco, ¿Quién puede estar con esa mina? ¿Cómo puede tener 100 likes en esa foto si es una ballena?

Acá no importa lo que vos pienses, cómo ames, el mundo que quieras construir. Acá importa lo que Tinelli te muestra todas las noches. Eso es la vida, nena. Esa tenés que ser vos. Dejá eso, ¿qué estás comiendo? ¡Sos loca! ¿Acaso querés que todos los medios de comunicación te pongan el foco encima para ver si estás gordita?
Despertá, nena. Esta ficción hoy es la vida real.

 

A lo largo de la historia la sociedad ha creado un monstruo despiadado, voraz y asesino. Un monstruo opresor que pisotea derechos y destruye todo lo que ve a su paso y cree que no le conviene. Un monstruo asqueroso que se llama machismo y que día a día, paradójica y tristemente, nosotras alimentamos.

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