Chicas Free ¿Libres de qué?

Las mujeres deben mostrar su cuerpo. Ésta es la máxima sobre la que descansa la cosificación sexual, el hombre recrea su vista sobre la mujer-objeto, porque para eso están, para ser admiradas y deben sentirse halagadas cuando el varón posa sus ojos en ellas. Las mujeres son anzuelos comerciales, llamadores para ser consumidas, existe la mujer-escaparate, la mujer-estantería, en líneas generales la mujer-mueble es aquella que ante la pregunta ¿Qué hace esa mujer ahí? la respuesta sincera es: queda más linda que un mueble pero su función es la misma.

A partir de la viralización de algunos posteos, en redes sociales, de boliches nocturnos de la ciudad de Montevideo que alentaban a preparar al objeto antes de ser consumido, es necesario un tiempo de reflexión.

“Las primeras 100 chicas que ingresen con short o calzas tienen una consumición de regalo”, decía la “promo” de la fiesta para menores de edad en  Mega Week, viralizada el mes pasado. Con similar estilo, y por los mismos medios, en marzo de este año el boliche bailable Ink posteó: “Hoy las primeras 200 chicas de minifalda ingresan free y se llevan un Martini de regalo”. Las protestas y comentarios de indignación se reavivaron y pronto comenzaron a llover sobre la publicación. “Me imagino que el boliche se hace cargo de lo que pase adentro, los manoseos no consentidos y el acoso sexual. Bien eh! Sigan vendiendo con esas promociones de mierda. Genios!!”, fue uno de los comentarios principales de una chica. La polémica se agravó cuando la página del boliche respondió con dos posts: “Nadie te obliga a ir de minifalda” y “Lee bien, dice chicas no descerebradas, ni siquiera te mostrás, no será que a vos no te acosa nadie?”.  

“Ni siquiera te mostrás” he aquí nuestra primera máxima reformulada: si sos linda mostrate y si no lo sos tanto mostrarte igual, animate, es bueno estar conforme con uno mismo y aquí parece que uno mismo es su cuerpo. Y siempre es bueno mostrar,  cuanta más gente se entere que sos linda mejor. Libérate, si te mostrás sos libre, acá la libertad entra por los ojos, esa cavidad sin profundidad. En cuanto a “no será que a vos no te acosa nadie” no permite ningún análisis, porque es alarmate  por donde se lo mire.

El boliche INK, no tuvo ninguna consecuencia legal.  Mega Week fue clausurado por la Intendencia de Montevideo (IM), pero no a causa de su sexismo explícito, ni por alentar a que adolescentes decidan su ropa a cambio de tragos o una entrada libre, sino por regulaciones municipales que no estaban al día. A raíz de esto la Secretaría de Equidad de Género de la IM anunció a los medios que “trabaja en una nueva reglamentación que posibilite sancionar estos casos y otros, como situaciones de discriminación en el ingreso a fiestas y boliches”, ya que no cuentan con una “reglamentación específica para sanciones en caso de discriminación y violencia de género”.

Quizás algún distraído o demasiado iluso llegaría a creer que hay ciertos “beneficios” para el sexo femenino. Pero ¿sobre qué razón fundamentamos nuestra comodidad? Atrás del por qué existen estos “beneficios”, debemos encontrar las razones. ¿Por qué las chicas entran gratis? ¿Por qué se alienta a ir con poca ropa? ¿Por qué se les regala tragos? Si las respuestas a estas preguntas son la “caballerosidad”, tenemos que empezar a cuestionarnos más las pequeñas acciones cotidianas porque eso no es una razón sino un disfraz.

Si bien cada uno puede vestirse como quiera y no ser juzgado por su elección, esta “libertad” es esclava de los constructos y censuras sociales. Un pantalón roto puede ser sinónimo de desaliñado, unos zapatos con plataforma y una gargantilla pueden llevar implícito el concepto de cheta y un short muy corto probablemente lo visten las putas. Y aunque no es la primera vez que se realizan denuncias de este tipo en los últimos años, cada tanto, se repite el ciclo y alguien no se da cuenta que ofende a la mujer cuando la muestra como un florero.

Gracias a un crecimiento de la perspectiva de género se han escrachado este tipo de “promociones” que hacen públicas las instituciones de la noche. En 2013, por ejemplo, el semanario Brecha editó una nota titulada “Seducción barata”, acerca de la Fiesta del Dólar, celebrada en el interior del país – una fiesta temática que incitaba a la seducción de mujeres a hombres, en pos de conseguir los dólares falsos en su poder y canjearlos por tragos-  y que fue repudiada por muchos colectivos feministas.

Hace un tiempo se instaló la modalidad  de entrada gratis en una conocida zona de boliches montevideanos, promoviendo que la gente circule libremente hasta que la capacidad del local lo permita. Al ser consultados, varios lugares afirmaron que la entrada libre es tanto para chicas como para chicos, pero en la noche las reglas del juego son otras. El local da “la preferencia”, “el beneficio”, volvemos al medio evo y los caballeros, de dejar pasar a pequeños y grandes grupos de mujeres si sus outfits lo merecen. Mientras los hombres esperan pacientes a ser señalados por el security. Por supuesto que en la puerta el discurso es claro: “el local está lleno, tenés que esperar”. Aunque todos, adentro y afuera, saben que las únicas lógicas que rigen son la de la oferta y la demanda.

En julio de este año apareció en el barrio Parque Rodó un pasacalle que decía: “La mejor carne uruguaya. Pasion Escorts” y debajo agregaba: “Prohibido el acceso a personas menores de 18 años”. Gracias a las redes sociales y a la indignación humana vertida en ellas, el pasacalle fue  rápidamente bajado por la IM. Era una publicidad que ofrecía mujeres como pedazos de carne, literalmente.

Estos son algunos de los ejemplos de las mil maneras inadecuadas de tratar a un ser humano, si afinamos el ojo podemos ver que estamos rodeados; llamale micro machismo, publicidad patriarcal o comunicación sexista, bajo el rótulo que quieras están ahí, convenciendote de un mundo en el que la mujer solo vale por su belleza. 

Estamos avanzando en quitar a la mujer del rol ´tradicional´ que la reduce a responsable de las tareas del hogar y del cuidado de la familia pero estamos muy lejos aún de alejar la presencia femenina del atractivo sin motivo, del mero objeto de consumo  y  cosificación simbólica.

 

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