Lucas Mariano Otero
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El puertorriqueño René Pérez Joglar, más conocido como Residente (ex líder de Calle 13), presentó su primer disco homónimo en el Estadio Luna Park a sala llena y el público estalló de intensidad durante las dos horas de show. Oportunamente, se disfrutó del repertorio de su antigua banda con los clásicos infaltables. Ésta fue la primera de las dos fechas lanzadas debido a localidades agotadas el Viernes 15 de Septiembre. ¡Sean bienvenidos a revivir un viaje alrededor del mundo en el que no van a parar de brincar y disfrutar!
El nuevo disco, cuya característica principal es exhibir la confluencia de diversas culturas, no fue hecho al azar ni el destino le arrimó una ficha para jugársela. Todo lo contrario. El propio cantautor se sometió a una prueba de ADN para sumergirse en sus orígenes y, luego, utilizó ese registro genético para recorrer cada continente. De esta forma, realizó un álbum que es 100% su propia sangre. Asimismo, se incluyó una canción dedicada a su hijo Milo que se destaca en el álbum por la extraordinaria lírica a la que nos tiene acostumbrados.
La pluralidad de nacionalidades también aborda a los artistas que lo acompañan en esta gira. Se trata de un conjunto de músicos de diferentes países que conllevan a la creación de un sonido único por la versatilidad, profesionalismo y solidez que ostentan para luego unificarse con René y su ya característico remolino de electricidad inagotable, unido a esa lengua filosa y eficaz para las rimas veloces al cantar en el escenario. Además, cabe destacar que cada miembro tuvo su momento para lucirse, interpretaron solos con su instrumento o, en el caso de Kiani, desparramó por la pista su voz y baile a la par de Residente.
Sus compañeros son: Leonardo Genovese en teclado (argentino), Elías Meister en guitarra (alemán), Daniel Orlando Díaz Rivera en percusión (estadounidense considerado puertorriqueño), Kiani Medina en coros (Puerto Rico), Justin Purtill en guitarra (Estados Unidos), Brahim Fribgane en percusión (Estados Unidos), Thomas Pridgen en batería (Estados Unidos).
Una hora antes del comienzo del show, las veredas de Corrientes y Madero estaban repletas de jóvenes ansiosos de todas las edades. Los padres no se quisieron quedar afuera, y acudieron a la cita pactada con el ex Calle 13 en total complicidad junto a sus hijos. Hasta nos cruzamos con abuelos que se acercaban con la misma llama de pasión encendida, demostrando que la edad es solo el tiempo de experiencia que cada uno tiene en este mundo. Un número incontable de remeras, gorras, mochilas y todo tipo de souveniers creados por vendedores ambulantes con solo algo en común: la “[R]”. En menor medida, te podías encontrar con la cara de Residente o la tapa de algún disco de su antigua formación que lo catapultó al éxito.
En el interior del mítico estadio se admiraba un ambiente inigualable: todo tipo de generaciones y clases sociales unidos gracias a un solo sujeto. Sucede con muy pocos artistas esta semblanza y él es uno de esos. A segundos de comenzar las luces se apagaron, la gente bramó su primera ovación (de tantas que hubo) y el pedido por la salida de René se hizo más efusiva.
El escenario con una pantalla que abarcaba gran parte del fondo, se llevó todas las miradas cuando se transmitió un corazón latiendo a la par de todos los presentes y muy lentamente iba aumentando las pulsaciones. La banda se acomodó en sus respectivos lugares para dar paso a una improvisación y, de inmediato, Somos Anormales dio comienzo a lo que sería un primer gran show en la ciudad de Buenos Aires. Residente salió a escena súper energético y con la felicidad a flor de piel de estar nuevamente en este legendario lugar.
Su público explotó coreando toda la canción con visibles sonrisas en los rostros. El siguiente fue Baile de los pobres, de Entren los que quieran (2010) que fue muy bien recibido porque no se necesita plata para moverse. La fiera estaba suelta y ya nadie la podía parar.
Parte de sus genes es estar involucrado en situaciones sociales de cada país en el que se presenta. Argentina no fue la excepción. Hubo tiempo para reclamar por la aparición con vida de Santiago Maldonado antes de estallar el recinto con El Aguante.
Previo al show, el vocalista lanzó un video por la red social Instagram (video aqui) junto a Sergio Maldonado para que él mismo pida por la aparición de su hermano responsabilizando al Estado que “hace oídos sordos y la Ministra de Seguridad no reconoce que hubo desaparición forzada”.
Otro momento destacable fue cuando invitó a la artista salteña Mariana Carrizo para que interprete una de sus coplas con una caja chayera, mientras el frontman se calzó una remera con la cara de Santiago. Una pequeña bandera Wiphala (representante de los pueblos originarios) surgió en el medio del escenario. Luego, comenzaron una versión muy emotiva de Latinoamérica que nos hizo poner la piel de gallina y conmover hasta los huesos. “Somos un pueblo sin piernas pero que camina”.
René tuvo oportunidad para dedicarle Calma Pueblo a “gente de la industria de la música que lo ayudó a navegar contra la corriente”. “Esto va dedicado a los hijos de puta mafiosos”, soltó el vocalista. Pudo entonar Pa´l Norte que fue escrito en nuestro país y se entonó en homenaje a los inmigrantes. Al finalizar este tema musical exclamó: “Exijan como derecho humano que Santiago aparezca”, haciendo alusión nuevamente a Maldonado. Entre tantas emociones y sentimientos desparramados, se agregó el transmitido por Hijos del cañaveral, en donde habla sobre los obstáculos superados que generan orgullo en Puerto Rico, su país natal. Para interpretarla, lo hizo con una bandera de Argentina unida a la de su nacionalidad en el cuello.
¿Quién dijo que sólo en el rock hay buenos pogos? No es casualidad que los argentinos llevemos el título de mejor público. Las rondas de pogo nacieron una tras otra sin parar como fue el caso de Fiesta de Locos, Cumbia de los aburridos o, hacia el final que arañó las 23 hs, con No hay nadie como tú y Vamos a portarnos mal. En las plateas se veía a muchos “chamaquitos” (así se refiere él a los niños) bailando de principio a fin mientras que los más grandes, a parte de saltar y moverse, reflexionaron en cada canción por el fuerte contenido social de la lírica.
Cada una de las 21 interpretaciones que formaron parte de la lista de la primera fecha, tuvieron como condimento adicional que René es un showman perfecto. Esa diversidad cultural que tanto buscó en su disco, también la incluye en manejar el timón del barco de un recital. Es un gran ejemplo de que no se trata sólo de crear canciones, sacar discos y vivir de la música. Esto también se trata de tener feeling con su público y transmitir un mensaje que valga la pena.
Fotografía: Guido Adler, gentileza de la prensa de Residente.