Belén Lescano
Estudiante de comunicación social
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Si pensamos en buenas películas que pasaron a la historia por el éxito de su banda sonora, inmediatamente recordamos a Quentin Tarantino y sus emblemáticas Pulp Fiction y Bastardos sin Gloria, entre otras, porque pocas cosas son tan importantes como que la música enfatice la narración. Sin embargo, Edgar Wright (Pilgrim vs. the world, Ant-Man), el director de Baby Driver, desarrolló un uso casi coreográfico y una mezcla simbiótica entre las canciones y la imagen y, por eso, nos detenemos en los detalles sonoros que hicieron crecer este film.
Edgard Wright denominó a su última película como una “persecución de autos musical” y en varias entrevistas, contó que maquinó la historia de Baby Driver por más de 20 años hasta que finalmente la concretó, y desde el comienzo supo que la música debía ser una pieza fundamental porque Baby (Ansel Elgort) es un joven que sufrió un accidente automovilístico con sus papás cuando era chico, que le dejó un zumbido permanente en el oído y la única forma de aplacarlo es con sus auriculares puestos.Baby es el apodo que le tocó en la banda criminal donde trabaja como un conductor excepcional junto a Buddy (Jon Hamm), Darling (Eiza González), Bats (Jamie Foxx) y Griff (Jon Bernthal) y todo lo que hace es para saldar una deuda con Doc (Kevin Spacey), hasta que conoce a Debora (Lilly James), la chica de sus sueños, y pretende ponerle fin a su vida de delincuente.
La idea principal de la película se remonta a 1991, cuando Wright escuchó por primera vez Bellbottoms de John Spencer Blues Explosion y notó que tenía una introducción lenta, y que dos minutos después se convertía en una canción de rock. Este cambio lo hizo visualizar una escena entera de persecución de autos y en 2011, dirigió el videoclip de Blue Song para Mint Royale, en donde un conductor espera en el auto a que sus compañeros ejecuten un robo, y lo hace cantando y bailando al ritmo de la música. De hecho, planeó que la idea de este videoclip funcione como la secuencia de apertura de una eventual película de acción, y es lo que hizo.
Secuencia de apertura de Baby Driver con Bellbottoms de John Spencer Blues Explosion
Videoclip de Blue Song de Mint Royale
Baby representa a esas personas que tienen una canción para todo, que musicalizan cada parte de su vida cotidiana, que se la pasan con los auriculares puestos o con el estéreo del auto encendido y eso se transmite, sobre todo, en la escena de la caminata que hace el protagonista por las calles de Atlanta para comprar café. En esta ocasión, el director eligió Harlem Shuffle de Bob and Earl, que empieza igual que House of Pain de Jump Around. Según Edgar Wright, uno de sus objetivos en el plano sonoro fue el de “agarrarnos con la guardia baja” y que nos confundamos con las introducciones de las canciones.
Harlem Shuffle de Bob and Earl
House of Pain de Jump Around
Para la secuencia principal de persecución, la canción elegida fue Neat Neat Neat de the Damned, pero, durante la filmación, el equipo se encontró con un problema: este tema musical dura menos de tres minutos, por lo que el director de fotografía, Bill Pope, le advirtió a Wright que el tiempo musical era muy poco para desarrollar toda la acción. Sin embargo, el director resolvió ese pequeño inconveniente con una idea muy creativa: añadió un plano en el que los protagonistas tenían que cambiarse de auto, y Baby se negó a arrancar nuevamente hasta que no reiniciara la canción. Además de ser una solución, esta decisión contribuyó en lo narrativo, porque ilustra mejor al personaje de Baby como alguien que vive todo lo que hace a través de la música.
Neat Neat Neat de the Damned
Tan alto fue el nivel de atención que se le prestó al aspecto musical, que Wright le había mandado a los actores los guiones junto con un pen drive que contenía las 30 canciones que forman parte de la banda de sonido, para que practiquen sus diálogos encima de las melodías y, por ejemplo, en una escena en la que se produce un tiroteo en un depósito de armas, el coreógrafo Ryan Heffington fue el encargado de enseñarle a cada uno el ritmo que tenían que tener los disparos para que coincidan con los golpes musicales del solo de batería de Tequila, de The Champs, en la versión de Button Down Brass.
Tequila de The Champs
La secuencia favorita de Wright es una de las últimas, en la que Baby corre por la ciudad escapándose de la policía mientras suena Focus de Hocus Pocus. Según contó en varias entrevistas, la había escuchado por primera vez en un recital en Inglaterra y como tenía varios cambios rítmicos, se dio cuenta de que podía describir musicalmente de forma perfecta los pasos que Baby realizaba.
Focus de Hocus Pocus
En todo momento, el fin principal de este uso musical es el de sumergirnos en la cabeza de Baby, escuchar lo que él escucha, y cómo lo hace. En definitiva, todos los cambios de planos en los que se reproduce el sonido y la elección tan cuidadosa de cada tema, demuestran que la música, de cualquier género y época, puede llevar la calidad de un film a niveles altísimos, haciendo posible que lo sonoro tome las riendas de la acción.
El soundtrack completo de Baby Driver está en Spotify: https://open.spotify.com/album/1rKtp8dt8DDLzcLOpyncWA