#PerotáChingo: Encuentros sinérgicos de felicidad y amor
- De corriendolavoz
- abril 4, 2015
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Conexión, sinergia, vida, movimiento. Cuatro rasgos que marcan la identidad de Perotá Chingó. Una gran familia que cuando se junta toca los sentimientos más profundos transmitiendo, en simultáneo, una paz interior a quien la integre. En una propuesta marcada por la conciencia social, la banda se presentó en el Centro Cultural Konex ante más de 2.000 personas.
Por Tomás Cueto González @tomascuetog
En una tarde perfecta, sin mucho calor y con una brisa deseada, la banda compuesta por Dolo Aguirre, Juli Ortiz, Martín Dacosta y Diego Cotelo comunicaron que las puertas del Konex se abrirían a las 18 horas. Desde ese horario hasta el final del show la brisa no fue lo único refrescante de lo que el público se jactó de tener sino que cientos litros de cerveza acompañaron el sentimiento de feriado.
A medida que los minutos fueron pasando la gente se acomodaba sentada, con almohadones según lo recomendado oficialmente desde las redes sociales, y abarcaba todo el patio exterior. Llegadas las 19:30 los cuatro integrantes se aparecieron por detrás del público cantando a capella y recorriendo los angostos pasillos entre pies hasta el escenario. La tarde caía pero levantaban los primeros aplausos y emociones demostrando el cariño familiar. Así fue como se apagaron las primeras luces y se agolparon los sentimientos que dieron lugar al primer tema “La complicidad” enganchada, como es costumbre, con “Jah Rastafari”.
“La complicidad es tanta que nuestras vibraciones se complementan, lo que tienes me hace falta y lo que tengo te hace ser más completa.”
Con las energías muy arriba y una felicidad inexplicable llevaron a cabo un repertorio con un mix entre canciones ya conocidas como “La Copla/Vals de la Quebrada”, “Canción para el viento, la lluvia y luchia” y “Seres Extraños”.
Por otro lado, se tuvo el placer de presenciar tres nuevos temas de lo que se viene. Según lo mencionado se encuentran elaborando un nuevo disco, luego de dos años del último, el cual sería más movido y con mayor cantidad de instrumentos aunque no de intérpretes. En relación con lo que es conciencia social, se mantuvieron plenamente motivados en poder implantar una costumbre, una idea, algo que colabora con la tierra en la que vivimos.
La Patagonia se quema. Se deforestan árboles en todo el país. Nuestro país. Somos parte de este territorio, y de cualquiera en el mundo. Es por eso que Perotá se juntó a la gente de “Un árbol para mi vereda” y “Paisaje Nativo” para llevar a cabo una propuesta social que será un momento de responsabilidad de cada uno. Hace unos días, desde las redes sociales, la banda había invitado a llevar al centro cultural envases descartables con el fin de comenzar la siembra de un árbol en ellos. Una vez dentro del Konex, se repartía a cada uno un sobre con entre 3 y 4 semillas de algarrobo y se encontraba un stand encargado de poner tierra dentro de los envases para la posterior siembra. A mitad del recital, aprovechando el pleno sentimentalismo, se dio una pausa a la música para dar lugar a esta actividad. En conjunto, la banda invitó al público a sembrar no solo la semilla de un árbol, sino una intención. Cualquiera sea la que se desee. Y acompañar el crecimiento de esa semilla como si fuera nuestra intención. Que crezca y se forme algo maduro, algo real que contribuya a la vida. Para aquellos que iban por primera vez a un recital de Perotá Chingó es certero que también se sembró una relación de amor incondicional hacia la familia.
Llegado el final del recital hacían falta algunos temas conocidos y la gente, con la medida de gritos y aclamaciones, eligió dos: “Inés” y “El tiempo está después”. Dejando de lado “Ando ganas”, y aludiéndolo como algo poético, el show terminó con todos de pie y un aplauso interminable. Y no solo de los que estaban dentro, sino también de los que se habían quedado afuera del Konex y eligieron escucharlo desde la calle.
Perotá Chingó demostró que la conexión entre la gente es algo primordial para vivir la vida. Para llevarla adelante y también dejar la mayor cantidad de recuerdos y huellas en la mayor cantidad de personas posibles. Conectarse con el otro y con uno mismo como práctica habitual. Mirar al otro sabiendo lo que piensa, lo que siente y luego, conversarlo y superarlo o ir por ello. Querer a alguien desconocido porque no hay nadie ni nada que diga que deba ser de otra forma. Y, sumado a todo esto, dejarle algo a nuestras futuras generaciones como responsabilidad en vida.Transmitirles un mundo mejor en el cual puedan desarrollarse tal como lo hicimos nosotros o de la mejor forma posible. Llantos, abrazos, aplausos, risas y sonrisas fueron la consecuencia de un encuentro en el que el corazón se encontró abierto a la felicidad. Por muchos más encuentros así. Transmitamos lo mejor de nosotros y expandamos la cabeza y el corazón.
Fotos:
Pochography
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