Gabriela Krause
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El 14, 15 y 16 de octubre se dará en Chaco el 32° Encuentro Nacional de Mujeres. Los encuentros regionales ya vienen armando un panorama de expectativa, como una especie de muestra de lo que nos esperará allá.
El sábado 9 de septiembre se realizó el Encuentro Regional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans en Merlo. Una jornada que se vivió en paz y sin inconvenientes, entre talleres, convivencia entre mujeres y una marcha de cierre que se vivió en calma, habiendo pasado por distintas instituciones cantando los cantitos de arenga habituales y un cordón de mujeres que impidió tirarle cosas a la iglesia, punto que ha sido discutido y que se debe discutir, si queremos formarnos como mujeres independientes y de libre pensamiento.
Higui, la mujer que estuvo presa por defenderse de un ataque machista y que consiguió la libertad a comienzos de junio, marchó junto a su madre y compañeras y se la vio feliz; los talleres se dieron de forma organizada y se dice que, como siempre, el de prostitución fue uno de los más interesantes por el debate que genera.
Podemos hablar de esto porque no hubo disturbio ni represión ni nada que pueda apañar las cosas buenas que pasan cuando un montón de mujeres se juntan para organizarse. Podemos hablar de esto porque los grandes medios no tienen en agenda, todavía, la distorsión de los hechos que generan cuando conviene no exaltar la lucha feminista.
Podemos hablar de esto porque la agenda mediática no está interesada en lo que pasó un sábado cualquiera en el oeste, porque la organización de las pibas no es tema para hablar, porque el feminismo sólo importa y se hace su lugar en la agenda cuando se lo puede banalizar y convertir en cualquier cosa, una cosa calidoscópica que va cambiando de color según el periodista y sus ganas de analizar la situación.
Como podemos hablar de esto, queremos recordar que el Encuentro Nacional de Mujeres está lleno de espacios productivos y educativos que son ricos para todas las que vivimos el feminismo como algo cotidiano, pero también son un espacio novedoso para mujeres que no tienen tanto acceso a los mismos espacios de militancia y de formación colectiva.
Este año, el encuentro en Chaco brindará a un montón de mujeres de la provincia y de todo el país la posibilidad de encontrarse con otras mujeres con problemáticas similares, tanto desde lo personal como desde la construcción colectiva de espacios. Las mujeres de Chaco podrán pararse y decir, podrán decir y hacer, podrán entender desde el intercambio mismo qué violencias las someten y qué se puede cambiar con herramientas y apoyos.
El ENM es un espacio fundamental. Los medios siguen intentando opacarlo, la policía sigue intentando acallarlo, pero no pueden hacer que las mujeres dejemos de tenerlo en cuenta como espacio fundamental. Es un espacio necesario de construcción colectiva feminista que año tras año crece más.
En cada encuentro se dan un montón de espacios. Los talleres cuentan con coordinadoras pero se manejan de forma horizontal. Hay pluralidad de voces. Hay riqueza en los debates. Se tejen redes de laburo que trascienden al mero paso de un fin de semana. Se tejen redes que perduran. Todos los talleres entregan al final una conclusión, a la que todas podemos acceder. Del encuentro nacen un montón de propuestas, alternativas y estrategias de frente y de lucha.
Los talleres son variados y cada año se van reinventando o abriendo más. Desde prostitución, trabajo sexual y trata – talleres polémicos y que generan debates calientes -, hasta espacios más personales sobre relaciones afectivas o amor libre, hay propuestas para todas las necesidades y no hay que olvidar que las necesidades son muchas.
Hay que vivir un encuentro de mujeres. Hay que poner el cuerpo, sentirlo, dejarse atravesar por los encuentros. Hay que vivirlo una vez, aunque sea. Como mujer, la sensación de libertad en todo el cuerpo, la sensación de ser muchas y ser una al mismo tiempo, la libertad de decir y de pensar y de planear estrategias.
Cuando muchas mujeres se juntan y entonan la misma consigna, no quedan dudas. La salida es feminista y colectiva. El encuentro es ese espacio que germina la semilla que después, durante todo un año, se convierte en flor que da semillas, para volver a germinar una vez más.
Para revivir los momentos más característicos del Encuentro, les acercamos la cobertura fotográfica realizada por Victoria Fusco.