Las idas y vueltas del sindicalismo de prensa
- De corriendolavoz
- julio 15, 2015
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La Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA) fue producto del retorno de la democracia: surgió el 25 de septiembre de 1986, tras años de lucha y debate. Hace tiempo el sindicato comenzó un alejamiento notable de los trabajadores, por lo que se estableció la necesidad de formación de una nueva organización que busque representarlos y estar presente en sus problemáticas diarias. Por esto, en diciembre de 2014, nace el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), el cual todavía está esperando la firma del Ministerio de Trabajo para su consolidación. Para inmiscuirnos más en la causa, recurrimos a Patricio Klimezuk, secretario gremial de SiPreBA y delegado en Telam.
Oriana D’Angelo @oridangelo
A lo largo del siglo XX, con una acentuación importante en la década del 70, los habitantes de Argentina sentían la necesidad de contar lo que pasaba, de comunicar, de dar a conocer. Durante los gobiernos dictatoriales, esta tarea la realizaban desde lugares ocultos, poniendo en riesgo tanto su trabajo como su vida.
El 10 de diciembre de 1983 esta persecución política y la censura de la libertad de expresión parecían llegar a su fin con el retorno de la democracia en el país, de la mano del presidente Raúl Alfonsín. La Asociación de Periodistas de Buenos Aires (APBA) primero, y la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA) después, fueron quienes consolidaron materialmente los valores conquistados.
La UTPBA surgió el 25 de septiembre de 1986, como organismo que representa y nuclea a periodistas, trabajadores de prensa y comunicadores sociales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires. En palabras de Patricio Klimezuk, secretario gremial de SiPreBA y delegado en Telam, la UTPBA “nació de la confluencia de dos unidades gremiales previas: por un lado, un peronismo más ortodoxo, y por otro, una corriente más progre, que termina imponiéndose”, aseguró. Tiene como principios fundantes la defensa del sistema democrático, los derechos humanos, la libertad de expresión y el libre ejercicio de la profesión periodística. El problema inicia cuando estos principios quedan relegados por intereses ajenos a la profesión, y el gremio no representa a los trabajadores, sino que se alía con la patronal.
Según Patricio, no hay fecha exacta de cuándo inició la discordia entre trabajadores de prensa y la UTPBA, sino que hay elementos de distinta trayectoria que confluyeron en la consolidación de un nuevo sindicato. Él los sectoriza en elementos de largo, mediano y corto plazo. Dentro de los primeros, explica que para muchos el conflicto inició con la toma del viejo Tiempo Argentino (1986), cuando Juan Carlos Caamaño -quien todavía no era secretario general, pero ya estaba consagrado como un referente de la UTPBA-, decretó la huelga general debido a los despidos y el cierre del diario, entre otras cosas. “Esto se pudo llevar a cabo porque en ese entonces las redacciones convivían con las imprentas; después las empresas tendieron a disociarlas justamente por esto, por el potencial que creaba la relación con los gráficos. Varios ejemplares del diario salieron a la calle hechos totalmente por los laburantes. Fue una experiencia muy importante”, afirmó.
Otros, según informó Klimezuk, sostienen que la discordia empezó con el conflicto de La Razón, el cual está dividido en tres etapas: 1987, 1989, y 1991.
Elecciones y conflictos gremiales
La última etapa, las elecciones del ’91, fueron un mito fundante: la derecha peronista había pedido la intervención del Ministerio por padrón fraudulento; sin embargo la UTPBA con la elección quiebra la intervención, debido a la relación de la derecha peronista con el entonces naciente menemismo y su ministro de trabajo.
En ese entonces, la UTPBA creó una teoría sobre los trabajadores de medios: los periodistas estaban totalmente dominados por la línea editorial del diario y no había nada que hacer. De esta forma, justificaron su práctica política de alejamiento de las redacciones, mediante una justificación teórica. Así es como empieza a surgir un nuevo sujeto, que luego se definiría como medios comunitarios, alternativos y populares.
Y un último grupo, considera que el inicio del conflicto fue en la década del 90, época en la que se da una ruptura del activismo de la UTPBA. “En el ‘95 se despidieron alrededor de cien trabajadores de Página 12, y cuando se movilizaron, la UTPBA se limitó a poner el sonido”, denunció el delegado. A partir de entonces, se produjo la desaparición completa de la UTPBA de las redacciones, la pérdida total de relación con el activismo y sus delegados, desinterés por las afiliaciones compulsivas que ese mismo año empezaron a generarse.
De ahí en adelante, la UTPBA no paró de ausentarse en los conflictos de los trabajadores, de forma que los dejaba a todos librado a su suerte con la patronal. Muchos, producto del desinterés del gremio por las afiliaciones, al momento de ser echados, no tenían ningún amparo político ni legal. Ingresamos, entonces, en los conflictos de la segunda categoría –mediano plazo-, en la que se encuentran los 117 despidos de Clarín, producto del “ajuste”, el 4 de noviembre del 2000.
Con una facturación anual de 2.200 millones de dólares, el Grupo Clarín tenía su principal agujero negro en CTI, Direct TV y Multicanal. Los estadounidenses de Goldman Sachs entraron como inversionistas y compraron 18 % del total del Grupo en 500 millones de dólares. Esto evidenciaba que había un agujero económico. Para que Goldman Sachs desembolsara el dinero había una condición: ajuste. Y, como siempre, los ajustes empiezan por lo más delgado: los trabajadores. Para ese año, los directivos habían planificado una serie de despidos escalonados; que debido a la complicidad de los delegados Carlos Quatromano y Rubén Camaratta no serían motivo de revuelo.
Por esta razón, ese mismo año se decidió expulsarlos, y realizar elecciones internas para elegir a nuevos representantes. Votaron en una combi en la calle, debido a que el diario se negó a dejar entrar las urnas. La movida se conoció como “El Urnazo”, y allí surgieron los diez integrantes de la nueva comisión: Ana Ale, de Economía; Olga Viglieca, de Zona; Aníbal Ces, de Infografía; Gustavo Bruzos, de Autos; Ariel Borenstein, de Olé; Daniel Luna, Inés Ulanovsky y Mario Cocchi, de Fotografía; Beatriz Blanco, de Agenda y Daniel Ponzo, de Turf. Esto deja de manifiesto la ausencia total por parte de la UTPBA y sus delegados, que no toman ninguna medida ante los 117 despidos, y son los trabajadores los que, una vez más, tienen que organizarse y luchar haciendo frente a la patronal que está aliada con quienes deberían ser sus representantes.
Otra gran muestra de desamparo por parte de la UTPBA se da en la Agencia Nacional de Noticias Telam, donde hace quince años el gremio dejó de fiscalizar elecciones, luego de un proceso de lucha donde hubo una ruptura con la conducción del sindicato. “Yo entré a Telam en 2007 y no vinieron nunca, no fiscalizaron ni una elección de delegados. Práctica que ahora están realizando en muchos lugares: dejando a los delegados librados a su suerte con la patronal”, reveló el delegado de la agencia a Corriendo La Voz.
En el 2009 hubo una controversia entre el diario Crítica y la UTPBA, una más de las tantas enunciadas. Debido a la ausencia del gremio para gestionar paritarias durante 26 años, sumado a los masivos despidos, los trabajadores, frente al abandono de representación gremial, decidieron tomar la redacción, “una redacción con grandes profesionales y activistas gremiales que hoy en día son muy destacados y que en su momento no eran delegados; incluso una comisión interna que tenía un nivel muy importante. Estuvieron tomando el diario muchísimo tiempo y lograron que la mayoría de los compañeros despedidos sean reubicados en otros medios”, afirmó Klimezuk.
Finalmente, dentro de los detonantes de la consolidación del nuevo sindicato de prensa, ubicamos a los elementos de corto plazo: las elecciones de delegados de la UTPBA, en 2013. Las elecciones que tenían fecha para el 26 y 27 de septiembre de 2013, no pudieron llevarse a cabo debido a la intervención de los trabajadores de medios que presentaron documentación que evidenciaba los fraudulentos padrones. “Presentamos 12.500 hojas, 9 cajas de documentación sobre las afiliaciones truchas (2500 casos), que ni la justicia ni el Ministerio de Trabajo atinaron a revisar. La justicia falló la suspensión ante la posibilidad de fraude, intimando al Ministerio a revisar, pero éste alegó que ‘no se revisan padrones en momentos electorales”, contó Patricio, con una mezcla de sorpresa e indignación.
Lograron suspender aquella elección de septiembre; luego se estableció una nueva fecha en el mes de enero, la cual también se canceló, porque “es insólito una elección en el medio del verano”; por tercera vez intentan llevar a cabo la votación, y ponen fecha para marzo, pero la justicia suspende e intima al Ministerio a “hacer algo” ante la evidencia y posibilidad de fraude. Recién pudieron concretarse las elecciones en abril del 2015, un año y medio después de la fecha original. Incluso con el padrón trucho, vota un 20% del padrón, por lo que Klimezuk está en condiciones de afirmar que la elección es un verdadero fracaso.
Esto los lleva a manifestar a todos los trabajadores de medios, en esta nota representados por Patricio Klimezuk, que es muy difícil dar una disputa en un gremio que recibe el silencio y el apañamiento del Ministerio de Trabajo para sus prácticas. Es por tal motivo, que deciden finalmente constituir un nuevo sindicato, el cual era una idea latente desde hace tiempo, pero que tiene su detonante final en las elecciones de 2013.
El inicio del SiPreBA
La creación del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), tiene como hito fundante el plebiscito de diciembre de 2014, en el cual participaron más de dos mil trabajadores de medios de las tres ramas (gráfica, radial y televisiva). Allí inicia formalmente el proceso: es hora de crear un Estatuto, buscar abogados que acompañen la causa, ponerse de acuerdo entre los trabajadores para la consolidación de la comisión directiva.
Actualmente, SiPreBA es un sindicato en proceso de inscripción. Esto significa que está a la espera de la firma del Ministerio de Trabajo. Los papeles fueron presentados en junio, y desde la fecha tienen 90 días hábiles para firmar, “en general, el día N°89 te devuelve los papeles diciéndote que tiene X problema. Una vez que vos lo cambiás y lo volvés a presentar tiene 90 días más. Recién ahí se podría empezar el proceso judicial para que la justicia obligue al ministerio a firmar”, comentó el delegado.
Una vez firmada la inscripción, se publica en el boletín oficial y a partir de ahí, el sindicato cuenta con la inscripción gremial. “Tomada viene diciendo a todo el que lo quera escuchar, que va a firmar rápidamente. Veremos. Como dice el refrán, del dicho al hecho hay un largo trecho”, afirmó el secretario gremial de SiPreBA.
Como objetivos, Patricio Klimezuk nos afirma que en primera instancia, es necesario lograr la inscripción, como primer paso para poder seguir avanzando. Una vez conquistado esto, considera clave el pensarse colectivamente, la conducción del sindicato no debe estar fragmentada, sino que la conducción debe tener una mirada integradora, y lograr que las internas se comuniquen entre sí y, sobre todo, con la conducción. Actualmente, el gremio que debe representar a los trabajadores de medios, “tienen relación con muy pocas internas. Dirigen cuatro personas, lideradas por Camaño, y nadie se entera de lo que sucede. Es una conducción totalmente hermética”. Otro gran objetivo que debe cumplir sin titubear un sindicato, es la representación de los trabajadores, a diferencia de lo que hace la UTPBA actualmente, SiPreBA se plantea brindar cobertura legal y política a los compañeros que estén en situación de precariedad, lo que se traduce en estar presentes, demostrando que no van a pasar por alto irregularidades en las empresas.
La ausencia de sindicato en las últimas dos décadas, generó que los trabajadores de medios acentuaran su carácter individualista, ya que el sindicato es quien obligaría a pensar en unidad: la presencia sindical fuerza la actividad colectiva. Hace 30 o 40 años, el periodista es una especie de docente, individualista, libre pensador; cuesta mucho pensar las cuestiones colectivas, hay muchas estrellas. Tal es así, que en la mayoría de las empresas se estableció que “a partir de los editores no se para, hay un compromiso con la salida del medio. De esta forma, las medidas de protesta no afectan tanto, ya que el diario sale igual, a lo sumo con menos hojas, o sin la firma de los editores, pero sale”, expresa Patricio.
Todo esto es producto de la ausencia sindical, y es esto lo que justamente busca revertir SiPreBA con su consolidación. Consideran necesaria la formación de este nuevo sindicato, que luche por los verdaderos derechos de los trabajadores, y no se alíe con la patronal, perjudicando desde la ausencia, a los trabajadores de medios. Estamos todos a la espera de la resolución del Ministerio de Trabajo, pero esto ya es un gran paso para los trabajadores de prensa, que se unieron en pos de luchar por sus derechos, y por una organización que los represente.
(***)
Fuentes:
http://utpba.org/
http://www.24con.com/conurbano/nota/48006-a-10-anos-de-los-117-despidos-del-diario-clarin/
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