#Fuentealba Asesino no es solo quien aprieta el gatillo
- De corriendolavoz
- julio 8, 2015
- Sin comentarios
El 7 de abril de 2007, después de 30 días de ser ignorados por los funcionarios provinciales, los docentes neuquinos agremiados en ATEN acordaron cortar la ruta nacional 22, a la altura de la localidad de Arroyito. Fuentealba no estaba de acuerdo por la geografía del lugar, que no permitía refugiarse, pero acató lo votado en la asamblea. El entonces gobernador Jorge Sobisch ordenó impedir que se cortara la ruta. Hubo balas de goma, gases lacrimógenos y un carro hidrante que avanzó contra los manifestantes. Cuando se retiraban, la policía les cortó el paso y Poblete disparó un cartucho de gas lacrimógeno contra un Fiat 147 que tenía a dos metros de distancia. El proyectil atravesó el parabrisas trasero y terminó con la vida de Carlos Fuentealba. De esto todos nos acordamos ¿no?.
Por Romina Scalora @Romi_Scalora
El cabo policial de Neuquén, Darío Poblete fue condenado a prisión perpetua e inhabilitación perpetua como autor material del crimen del maestro Carlos Fuentealba el 8 de julio de 2008.
Después de la condena contra el policía, comenzó a avanzar muy lentamente la investigación penal sobre las responsabilidades políticas y operativas de la represión.
Sin embargo, el 5 de septiembre de 2014, bajo la denominada causa “Fuentealba II” fueron sobreseídos: Raúl Pascuareli (ex secretario de Seguridad de Neuquén), Carlos Salazar (ex jefe de la Policía) y Moisés Soto (ex subjefe policial) y otros doce integrantes de la fuerza policial provincial. ¿El motivo? Se consideró que se había cumplido el “plazo razonable” para juzgar el delito.
En aquel primer juicio los testimonios y el material fílmico comprueban tanto la brutalidad como la metodología de la represión. En las pruebas presentadas se observó a los jefes de policía y se pudo determinar que estuvo presente Jorge Pascuareli, quien entonces era subsecretario de seguridad.
Los compañeros de Fuentealba aseguran que el único antecedente de tal reunión policial en la zona había sido en diciembre de 2001, en un marco de conmoción social nacional que no lo había en Neuquén de 2007, donde simplemente había un corte de ruta de un sindicato en huelga.
El evidente desboblamiento del asesinato de Fuentealba en dos causas no es un detalle menor. El brutal asesinatoencontró un único culpable: el policía Darío Poblete, quien cumple condena perpetua pero goza de salidas transitorias y se pasea por las calles de Neuquén. El Juicio que atienda las responsabilidades políticas y que mira hacia los autores intelectuales y políticos del hecho, entre los que se encuentra el exgobernador Jorge Sobisch, que diera la orden de represión, sigue sin cumplir con su deber: encontrar, juzgar y condenar a los otros actores involucrados.
El 21 de abril el Tribunal de Impugnación de Neuquén dio marcha atrás con el sobreseimiento de los 15 imputados en la causa “Fuentealba II”, que el 5 de septiembre de 2014 había dictado la jueza de Garantías de Neuquén, Ana del Valle Malvido.
Sobisch reconoció haber impartido la orden a la policía de liberar la zona para que los atacantes pudieran actuar pero los jueces explicaron que esas fueron “declaraciones políticas”, sin valor en un tribunal. Luego de ser sobreseído lanzó su candidatura a gobernador por la provincia de Neuquén en 2014, elección en la que recibió un 43,5% del total de votos. Solo siete años después del crimen de Fuentealba que lo pone en la mira, como el máximo responsable ideológico y político.
La causa Fuentealba II nace del desdoblamiento original con que se inició el proceso judicial por el fusilamiento del maestro. De esta forma se encuentra responsable solo a quien apretó el gatillo, sobreseyendo a los demás inculpados. Sin contemplar la responsabilidad primaria y principal de la impunidad: el poder político y la Justicia cómplice.
La lucha de Fuentealba no se enmarca en una pelea salarial y docente sino que se trata del estandarte de lucha contra la represión, contra el poder político que maneja los hilos de la impunidad y sigue presentándose como alternativa. Un poder enquistado que intenta callar la voz trabajadora que lucha por sus reivindicaciones, levantando el arma y silenciando a la justicia.
Asesino el que aprieta el gatillo, asesino el que lo ordena, asesino el que lo encubre.
Comentarios
Comentario
Deja un comentario