Yo nunca me voy a morir

Este 24 de mayo de 2013, Rodrigo Bueno, mejor conocido como El “Potro” Rodrigo hubiera cumplido 40 años. Lamentablemente un accidente fatal se llevó la vida del paradigmático “cuartetero”, allá por junio del año 2000. Sin embargo, sus canciones permanecen en la memoria y en el corazón de todos.

Por Valeria Servidio @ValeServidio

Rodrigo Bueno nació un 24 de mayo de 1973 en Córdoba. Desde muy pequeño tuvo contacto con el mundo de la música. Teniendo apenas tres años, su tío le regaló un micrófono hecho de madera, y de esta manera Rodrigo se pasaba su tiempo jugando a ser cantante. Por otra parte, en la casa de la familia Bueno se escuchaba música permanentemente. Sus padres eran fanáticos del cuarteto. Beatriz, su madre, era amiga de Carlos “La Mona” Jiménez, por lo que nunca faltaba oportunidad para llevar al niño a algún show. “La Mona” fue el encargado de hacer aparecer al pequeño por primera vez en público en su programa “La Fiesta del Cuarteto”.

Su pasión por el canto quizá haya sido innata. Puede que esto, acompañado de su facilidad para subirse a un escenario, sirvieran de gran ayuda para su carrera, ya que teniendo apenas 11 años no dudaba en subirse a cantar en los bailes en los que se presentaba el grupo de cuarteto cordobés “Chébere”. Poco antes de terminar el colegio primario Rodrigo tomó la decisión de abandonar sus estudios ante una propuesta que le presentó un amigo: tras escaparse de la escuela se lució en un casting musical que lo llevaría a formar parte de “Manto Negro”, otro conjunto de la provincia de Córdoba.

Teniendo 15 años escribió su primera canción como solista, “La foto de tu cuerpo”, y así logró grabar su primer disco que llevaría ese mismo nombre. En 1991 salió su segundo trabajo, titulado “Aprendiendo a vivir”, el cual le permitió trasladarse a la ciudad en donde Rodrigo creía se encontraba la oportunidad para seguir creciendo, Buenos Aires. Se dirigió a la capital con el objetivo de extender el alcance de ese ritmo que tanto él amaba (el cuarteto) hacia todo el país. Se concretó su sueño el 5 de abril cuando encontró la posibilidad de presentarse en el reconocido boliche “El Fantástico Bailable”. De esta manera, Rodrigo Bueno consiguió consolidar su carrera y en muy poco tiempo alcanzó un éxito inesperado; quizás, la bisagra para lograr tamaña fama fue “Lo mejor del amor”. Si bien incursionó en otros estilos musicales como el merengue o la salsa, se convirtió en el máximo referente del cuarteto. Pasaban los años y cada vez era mayor el número de discos de “El Potro Rodrigo” que circulaban por las calles. Inclusive, trabajó para reconocidos sellos discográficos como Sony y Magenta Discos, y en 1997 “La leyenda continúa” (grabado en vivo en “El Fantástico Bailable”) se convirtió en Disco de Oro. En el 2000 llenó en tres oportunidades el mítico Estadio Luna Park.

Sin embargo, la gloria no lo era todo. “El Potro” llegó al corazón de los argentinos. Conquistó a todos con sus letras y sus melodías, trascendiendo cualquier tipo de barrera social o cultural. Espontáneo y muy humilde, Rodrigo contagiaba alegría a todo aquel que lo escuchaba hablar o cantar. Siempre se mostraba como un ser agradecido por haber cumplido su sueño, e invitaba a nunca bajar los brazos.

Inesperadamente, a los 27 años, en pleno auge de su carrera, un trágico accidente en la Autopista Buenos Aires – La Plata, a la altura de la localidad de Berazategui, lo llevó a la muerte. El cuartetero volvía en su auto de un recital que había ofrecido en City Bell, acompañado por su mujer, su hijo y Fernando Olmedo, a quien horas antes había invitado a formar parte de su presentación y quien también pereció tras producirse el choque. Su esposa y el hijo sobrevivieron. El suceso incluyó a un transeúnte, presunto sospechoso, quien tras ser sometido a juicio fue declarado inocente. Aún hoy en día se recuerda el hecho con mucha extrañeza.

La conmoción fue general. Miles de fanáticos y famosos allegados al cantante se acercaron a despedirlo, y mismo se construyó una suerte de santuario a un costado de la Autopista en donde se produjo el accidente.

“Me gustaría que me recuerden como uno de los que defendió la música de Córdoba, la música del cuarteto” ha sabido decir Rodrigo Bueno, quien aún hoy permanece entre nosotros. Basta con juntarse con amigos o ir a un boliche o un bar, para comprobar que sus canciones se encuentran siempre presentes.

La imagen del ídolo popular sin dudas perdurará.

“(…) las palabras no se matan, prohibido olvidar.”

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