Leonela Esteve Broun
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La noche del viernes fue muy especial en Rosario: David Lebón se subió al escenario del Teatro La Comedia para reencontrarse con su público y regalarle un show a puro rock y emoción. Acá te contamos todos los detalles.
Cuando la sala quedó a oscuras, y las medias sombras del escenario dejaron entrever la figura de David Lebón, el público rompió en aplausos y vítores. Allí parado, con su guitarra, estaba uno de los músicos más emblemáticos del rock argentino y latinoamericano. Era difícil quedarse pegado al asiento y no querer inclinarse hacia adelante para ver un poco más de cerca a esa leyenda de la música.
El show empezó con uno de sus clásicos solistas, No seas dura, de su disco El tiempo es veloz de 1982. La letra cargada de referencias amorosas parecía describir la relación de Lebón con su público: “sabía que éramos juntos los dos en casa”. Apenas terminado el primer tema, el artista agradeció con emoción a la gente que no paraba de gritarle elogios y de pedirle canciones. Pronto se sucedieron En una hora, canción perteneciente a Deja Vu y varios temas de su última producción discográfica, Encuentro Supremo. A Último viaje, una canción con raíces de blues para escuchar por la ruta y cantarla a los gritos, la sucedieron Perro Negro, con su mezcla agridulce de ternura, riffs de guitarra y un solo demoledor de batería sobre el final, y Encuentro Supremo, tema que marcó la nota de lo que se venía con su sonido envolvente y estremecedor. La emoción que ya era palpable se hizo aún más densa cuando sonaron las primeras notas de Esperando nacer, clásico de Serú Girán y la reacción de los espectadores fue inmediata: no dejaron ni una palabra por cantar, con los brazos en alto y la voz en pecho como diciendo, siguiendo la letra, “Que esperás ahí al costado del camino/No escuchaste esta canción?”
Pero la lista de clásicos recién empezaba. Luego de sacudirnos con Siempre estaré cerca y Hasta las arañas, Lebón le pidió al público que cantara con él y se sumergió de lleno en Cuánto tiempo más llevará, un himno de esos que calan hondo, que te llevan a querer aplaudir a rabiar con la batería, a sacudir la cabeza con la línea de guitarra y que nos recordó a todos los presentes “la magia de estar aquí”.
Luego de regalarnos Credulidad, un tema de Pescado Rabioso en el que le cedió la posta vocal a uno de sus guitarristas,hizo lagrimear de emoción a más de uno con una seguidilla de hits de Serú Girán. “Esto es para ustedes”, dijo y nos sacudió enteros con Parado en medio de la vida, Mundo agradable y Noche de Perros. “Con los ojos cerrados me ves mejor” cantaba Lebón, casi como describiendo lo que tenía frente a él: la gente levantaba los brazos, entregada al vaivén de composiciones cargadas de historia y cantaba las letras apretando los párpados o dirigiendo la mirada hacia arriba como diciendo “ésta es mi casa donde quiero estar”.
Antes de los últimos cuatro temas, agradeció de nuevo la presencia del público, incluso “en estos tiempos” y contó lo afortunado que se siente de poder salir de gira y compartir escenario con su banda. Como consejo, pidió que apoyen a otros músicos porque “los músicos son lo más grande que hay” y, sin más, nos hizo a bailar a todos con Encuentro con el diablo, con su contagiosa línea de piano, y nos dio una lección de rock and roll con Suéltate Rock and Roll. Pero, sin lugar a dudas, el momento más memorable fue con el penúltimo tema, Seminare, que se convirtió en un dueto entre Lebón y la gente. La mítica canción de Serú Girán despertó las ganas de cantar de cada una de las personas presentes en el Teatro La Comedia, incluso de quienes hasta entonces habían permanecido en silencio. Parecía difícil poder continuar tocando después de una tema como ese pero él todo lo puede: para cerrar una noche alucinante, desbordó el escenario de blues con Copado por el diablo, y nos dejó a todos marcando el tempo con los pies y tarareando sus riffs.
Una verdadera leyenda del rock que no podemos dejar de disfrutar.
Fotos extraídas del facebook de David Lebón.