Qué cosa extraña el olvido

El pasado martes 21 de mayo, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner inauguró la biblioteca del Colegio Nacional de la Universidad de La Plata y recorrió el Hospital Español luego de las inundaciones del 2 de abril de este año. En el acto inaugural festejó el trabajo realizado para recomponer la infraestructura derrotada por el agua y reivindicó la posición del oficialismo nacional frente a quienes dicen, desde los medios hegemónicos, que “tienen miedo” a este Gobierno. “Miedo era el que teníamos nosotros”…”Hoy afortunadamente nadie desaparece de ningún lado”. Grosso error enunciar esas palabras en la ciudad donde desapareció Julio López, el 18 de septiembre del 2006.

Por Angela Gravano

“Hoy afortunadamente nadie puede desaparecer de ningún lado, al contrario, estamos todos vivitos y coleando, diciendo lo que pensamos, aceptando hasta la injuria de los que dicen que nos tienen miedo. Dios mío, son bastante ridículos algunos”, remarcó, acompañada por parte de su gabinete: el gobernador Daniel Scioli, el vice Gabriel Mariotto, el intendente platense Pablo Bruera, el rector de la UNLP, la directora del Colegio Nacional, y la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.

Las repercusiones no tardaron en llegar, pero no de la mano de los “ridículos” medios hegemónicos, sino de los familiares de algunos de los desaparecidos que se cuentan en la Argentina desde el 86. “Hoy no está la persecución que había en la dictadura. Opinás y hablás y se puede decir cualquier cosa a cualquiera. Pero me queda una sensación extraña, porque desaparecidos en democracia hay muchos”, declaró Rubén López, hijo de Julio López, secuestrado desde el 2006, cuando se dirigía al declarar en el juicio contra el represor Miguel Etchecolatz. La causa no presenta avances y va en camino a convertirse en un caso impune.

Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, declaró que se está engañando a la sociedad y que  “es una gran traición a quienes buscamos…”. Luciano está desaparecido desde el 31 de diciembre del 2009, cuando se negó a robar para los oficiales de la policía de Lomas del Mirador. Más allá del pedido realizado por su familia en 2010 para que el caso pase a manos de la justicia federal, por tratarse de una desaparición forzada, la causa continúa bajo la instrucción del juzgado Nº5 de La Matanza. Hoy Luciano tendría 21 años.

A López y Arruga se les suman Daniel Solano de 27 años, desaparecido desde noviembre del 2011; Miguel Bru, desde 1993; Iván Torres, desaparecido en la provincia de Chubut en octubre del 2003; Marita Verón, desaparecida por la trata de personas desde 3 de abril del 2002. Otros, como Alfonso Severo o como Juan Puthod, aparecieron luego de haber sido secuestrados para evitar sus declaraciones en juicios a ex represores. Son historias con un final un poco más feliz, pero la lista continúa…

Sí, se ha ganado mucho en el terreno de los Derechos Humanos desde el 2003 hasta la fecha. Con la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final se activó el juicio y castigo de los militares y civiles que torturaron, asesinaron y desaparecieron a una generación durante la dictadura del 76. Una prueba de este triunfo es que el genocida Jorge Rafael Videla haya muerto, el 17 de mayo de este año, en cárcel común. Sin embargo, los números corroborados por CORREPI arrojan otra realidad: 10 desaparecidos en el Gobierno de Alfonsín; 70 en el de Menem; 17 con De la Rua; 19 con Duhalde; 40 con Nestor Kirchner y mas de 30 con Cristina.

Decir que este gobierno es una “Diktadura” es negar lo que realmente pasó en la dictadura. Decir que La Cámpora son la Gestapo es negar el Holocausto. Y decir que no hay ningún desaparecido es estar negando tanto a López como a Arruga, a Solano, a Verón y a tantos otros. Decirlo en una de las Ciudades protagonistas de una busqueda, frente al Colegio Nacional y frente a miles de plantenses, es un dolor muy grande para los familiares de los desaparecidos en democracia.

Parafraseando a Perón, la Presidenta mencionó que “se vuelve de todo, menos del ridículo”. Esperamos entonces que se pueda volver del olvido, en todas sus formas. Y que ese dolor sea reparado pronto con verdad y justicia. Con la transparencia que verdaderamente se requiere para jactarse de una democracia.

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