Bianca Coleffi
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El 7 de agosto se llevará adelante la segunda marcha por “Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo” que marcó un antes y un después para la agenda del gobierno nacional. Los movimientos sociales y sindicales que defienden a los y las trabajadoras de la Economía Popular reclaman la implementación de la Ley de Emergencia Social, el aumento del Salario Social Complementario y la suba del mismo, entre otras demandas. A días de un acontecimiento que promete la presencia de más de 50 mil personas en las calles de Buenos Aires, sectores de todo el país se preparan para gritar bien fuerte contra las políticas de hambre de Mauricio Macri.
El 14 de diciembre del 2016 se convirtió en ley el proyecto de Emergencia Social impulsado por organizaciones sociales, entre ellas la CTEP, el Movimiento Evita, Barrios de Pie, la CCC, entre otras. Mientras el país pasa por una situación de crisis, los sectores vulnerables eran y son los principales afectados. La Ley establece la Emergencia Social en todo el territorio argentino hasta el 31 de diciembre del 2019. Dictamina también la creación del Consejo de la Economía Popular y el Salario Social Complementario.
Lejos de ser el resultado final, fue el comienzo de una jornada de lucha que se extiende hasta hoy. Con los movimientos sociales a la cabeza, la lucha de los sectores populares es hoy un ejemplo de organización frente a las políticas de hambre de este gobierno.
La ley de emergencia social, votada por unanimidad en el 2016 reconoce al trabajador de la economía popular como tal, con salario y condiciones dignas de trabajo. Predispone nuevos puestos de trabajo con la intención de consolidar “la generación de empleo genuino.” Además propone el incremento de la asignación universal por hijo y de la asignación por embarazo. Dispone que se declare la emergencia alimentaria, punto que hoy no está reglamentado constitucionalmente.
El 7 de agosto de 2017, las calles de Buenos Aires estuvieron empapadas de organizaciones sociales y sindicales que recorrieron catorce kilómetros por Avenida Rivadavia. Desde la iglesia de San Cayetano, en Liniers, hasta Plaza de Mayo.
La masiva marcha puso patas para arriba al gobierno, exigiéndole la implementación de la Ley de Emergencia Social y reclamando la “emergencia alimentaria”. Pidiendo “Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo” como consigna principal, seguido de la figura del patrón del trabajo, San Cayetano, quien le daría la identidad popular a aquel acontecimiento.
Hoy, en los barrios se busca desarticular las políticas del Salario Social Complementario mediante el plan “Hacemos futuro”, en donde los trabajadores de la economía popular pasarían a ser únicamente beneficiarios, perdiendo los derechos básicos laborales y dejando de estar contemplados dentro de una Ley. Se exige como parte del funcionamiento del plan, las capacitaciones en estudios, sin importar la edad, y disminuyen sus jornadas laborales, quitándoles tiempo para hacerlo, y dejando al descubierto la posibilidades de flexibilización laboral, trabajos no fijos y precarizados. Además de no contar con un mayor ingreso por el tiempo destinado a sus estudios, ni tampoco una inserción laboral luego de finalizarlos.
Suplantando las cooperativas de trabajo enmarcadas en el sector de la economía popular por el plan “hacemos futuro”, se destruyen los vínculos vecino-organización, y todo lo que aquello conlleva. Se desintegra poco a poco el cooperativismo y se pierde cualquier intervención de las organizaciones sociales dentro de los barrios, quienes están día a día involucradas en las problemáticas cotidianas de los y las vecinas. Por el contrario las regulaciones e injerencias en el desarrollo laboral de los vecinos pasarían a estar cada vez más en manos del gobierno, sin intermediarios de por medio.
También se marcha por el Salario Social Complementario y el derecho al reconocimiento de los y las trabajadoras de la economía popular, el aumento de éste (hoy es de 4.700 pesos), por la asistencia alimentaria para comedores y merenderos, y programas de empleo en cooperativas, es que el 7 de agosto el país vuelve a ponerse de pie, esperando que sean unas 50 mil personas las que estén reclamando por más “Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo”. Esperando respirar aquel marco de unidad que se dio la última vez y se visualizará nuevamente, contando con la presencia de sindicatos de las dos CTA, y de la CGT. Sociedades de fomento, representantes de clubes de barrio, centros culturales, entidades eclesiásticas de base, agrupaciones estudiantiles y otras organizaciones populares.
Éste es nuestro escenario de lucha y victoria histórica. Acá es cuando se nos eriza la piel al ver a nuestro pueblo entero. Y dispuesto a defender lo que es nuestro, que va para unos pocos bolsillos. Bolsillos del hambre y la miseria, que nunca se lamentaron ni lo harán. Para eso estamos (y debemos estar) unidos, raspando la suela de nuestros zapatos con el cemento histórico que guarda grandes batallas en cada marca pisoteada. Allí mismo, en la calle. El lugar que siempre ha sido y será nuestro.