Nota editorial: divide y reinas

Si cuestionas al Gobierno Nacional fácilmente, para quien es oficialista fanático, sos un “golpista, “gorila”, “vende patria” y/o “trosko”. Si bancas algunas medidas, el público opositor, te llama: “kk”, te acusa de ser una vago que cobra un plan trabajar, etc.

Si sos fanático K, crees todo lo que te dice 6,7 y 8 sin hacer siquiera una auto-crítica mientras que si odias “a la yegua” sos fanático de todos los “productos” del Grupo Clarin, Lanata te parece un Dios del periodismo y  aunque Macri te parece parezca un inútil  pelotudo no lo cuestionas por el solo hecho de que  está en contra del Gobierno Nacional.

Si sos opositor, nada de lo que hace el Gobierno está bien y los planes de ayuda a los sectores necesitados te indignan  al punto de escribir cosas como:“Con mi sueldo mantengo al 54%”; si sos oficialista, en cambio,  salís a festejar cada uno de esos planes sin cuestionar que en realidad,  si son tan necesarios,  es porque falta trabajo o porque las condiciones laborales no alcanzan para mantener una familia por más que labures 12hs.

Ambos  “bandos” se llenan la boca hablando del pensamiento propio, enojándose cuando les mencionas la cuestión de la influencia de los medios, pero no hacen más que citar títulos de Clarin, mientras otros hacen lo mismo con la programación de canal 7.

La Presidente, y sus funcionarios, tienen su responsabilidad por ésta innegable división, pero los medios que la alimentan   representan el otro 50% innegablemente responsable.  Sin embargo, ambos se lavan las manos y culpándose mutuamente.

“Divide y reinaras” ¿no? Esa parece ser la política que nos gobierna a los Argentinos.

Aunque sorprenda, en algunos casos, logran ponerse de acuerdo.

Ante determinadas protestas sociales, esas que muchos medios ignoran, tanto los oficialistas como los opositores se juntan para tildar de “delincuentes” a los que reclaman por lo que es de todos. En Capital Federal esto es más amenizado ya que toda persona “k” (o “unida y organizada”) se prende en las protestas contra el Jefe de Gobierno Mauricio Macri pero…hasta ahí, no sea cosa que alguna salpique al Gobierno Nacional, como fue el caso de El Borda en que tanto los medios como los militantes pasaron por alto el pacto PRO-K. Por su parte los funcionarios salen a denunciar a Mauricio Macri pero  pero prefieren llamarse a silencio cuando el responsable de una represión es algún funcionario del Frente para la Victoria como pasa, por dar un pequeño ejemplo, con el pueblo de Famatina.

En este contexto parecen haberse perdido los grises pero existen En este contexto en el que solo importan los extremos, no podemos olvidar que existen los grises. Grises que aún se hallan en  aquellos movimientos sociales que luchan por eso que “a nadie le importa” pero que a todos beneficia. Están los que luchan por lo público, los que pelean en pos de dejar de darle nuestras tierras a multinacionales, los que son conscientes de la importancia que tiene el agua y de los efectos nocivos que la mega-minería va a dejarnos;  aquellos  que están cansados de ver como comemos alimentos envenenados gracias a los negocios de Monsanto, entre otras cosas. Con esto me refiero a que, por suerte, aunque de ellos mucho no se hable: existen los que no son ni oficialistas, ni macristas y mucho menos golpistas.

Acaso la responsabilidad ciudadana es ir a ayudar a inundados en vez de reclamar que se hagan obras para evitar que eso ocurra. Acaso nuestro deber cívico es ir a votar cada cuatro años en vez de exigir una Democracia realmente participativa. Acaso debemos aceptar que el poder siga siendo vertical en vez de luchar por una horizontalidad merecida.

¿Acaso si puteas o cuestionas a Cristina sos Macrista (o funcional a la Derecha) y si halagas a Cristina sos un oficialista ignorante mantenido por el Estado?

Paremos la pelota: somos argentinos, somos latinoamericanos, y  la historia nos ha demostrado que las divisiones no suman, que los medios nos cuentan lo que le conviene al funcionario que más pauta publicitaria le paga y los gobernantes año tras años nos confirman que ninguno está limpio. Hay vida más allá de la polarización político-mediática, y es ahí donde como ciudadanos podemos encontrar ese gris, que quizás, y de una buena vez, nos beneficie más a todos.

 

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