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Dentro de las mil violencias e invisibilizaciones que sufre la mujer en el arte en general y fundamentalmente en la música, por ejemplo el rock, existe un estereotipo generalizado que no sólo la corre de la escena protagónica, sino que la planta como una simple seguidora, es decir, la condena a estar detrás. El rock, fundamentalmente machista, no sólo alimenta este concepto: lo celebra. ¿Qué rol cumplen las groupies en la escena? ¿Estamos condenadas las mujeres a ese papel?
La palabra groupie se utiliza, rigurosamente, para definir a las mujeres que buscan intimidad emocional y sexual con un cantante o músico famoso. Hay quienes eligen esta palabra para referirse a las chicas que se acuestan con ídolos musicales, ya que ellas están “siempre disponibles”, o eso dicen, para las estrellas de la música. Estas definiciones son las básicas, las conocidas, las que se encuentran en las redes cada vez que uno pone en el buscador “groupie”, pero la verdad es que es una palabra que está tradicionalmente cargada de connotaciones negativas y perpetuadoras de un rol que no siempre corresponde o da en el foco.
¿Por qué la etiqueta?
Ahora bien, ¿no puede ser que una chica sólo quiera involucrarse con un artista por el simple hecho de que le gusta la persona y listo? O, en todo caso, si fuera por la admiración a alguien o por lo que fuera, ¿cuál es el problema? ¿Hay que pedirle permiso a alguien? ¿Nos convierte en algo prestablecido la decisión que tomamos respecto a con quién generar intimidad?
Si viajamos un poco en el tiempo, este concepto era muy utilizado en el rock internacional donde las groupies viajaban a las giras bajo el lema de esposas de ruta. Fue Pamela Des Barres una de las más conocidas en la época del 60′, 70′, ya que mantenía relaciones sexuales con Mick Jagger, Jim Morrison, Keith Moon y Jimmy Page. Además, plasmó su experiencia en dos libros que cuentan con una serie de entrevistas a groupies pertenecientes a la edad dorada del rock, como también a las generaciones más jóvenes. En esa época, aunque también condenadas a la retaguardia de la creación artísticas, estas seguidoras eran la fantasía sexual de cualquier estrella de rock, como también una especie de reafirmación del frontman.
La percepción tradicional posiciona a la mujer como una desesperada que va corriendo en busca de pasión, y al músico como alguien que toma lo que le es dado y se aprovecha de la situación, entonces el intercambio sexual se percibe como algo negativo. Se invisibiliza el fin real del acto, que es la búsqueda de placer. Estas mujeres, en la actualidad, son a menudo estereotipadas como niñas que utilizan la proximidad al talento para compensar su propia falta del mismo.
¿Moral o sexismo?
Pero ¿por qué acostarse con un músico está visto como algo malo? No debería existir un estigma en contra de las mujeres que quieren utilizar su sexualidad para lograr cosas en una industria musical que, como la mayoría sabe y como la mayoría de las industrias, sobre todo artísticas, sigue siendo sexista. ¿Por qué no ver a la palabra como una manera de conectarte con el arte y dejarse llevar por la música en otro sentido, con otros sentimientos y con otro tipo de placer? No hay estigmas alrededor de la música cuando se accede a ella a través de internet, en un recital o en un disco pero todo lo contrario ocurre cuando utilizamos el sexo para llegar a ella.
El rock y la música siempre estuvieron del lado del hombre como referente. Pero pensemos qué pasaría si damos vuelta la moneda. Pensemos un poco si las cosas fueran al revés y colocáramos al hombre en el centro de todo. ¿Qué pasaría si ellos decidieran acostarse exclusivamente con músicos o músicas? ¿sería visto como algo malo? Y si sólo decidieran tener sexo ocasional con una música después de un show ¿Lo llamarían groupie? Creo que ya sabemos, o podemos suponer la respuesta. Porque es la mujer la que siempre está en el ojo de las miradas, la que es señalada con el dedo por sus actos y la que siempre es necesario estereotipar, para que no se corra del lugar establecido.
Un estadio lleno no equivale al consentimiento explícito
También está el otro lado del rock y del concepto. Está el lado donde los músicos conocidos piensan que por tener un poco de reconocimiento pueden tener a la mujer que quieran y automáticamente catalogan a sus fan como groupies. Pero en la mayoría de los casos, si una mujer se acerca es simplemente para compartir un momento con su ídolo, una foto, en otras épocas un autógrafo, y no más que eso.
A veces, incluso toman por la fuerza lo que creen que está bien tomar. Este lado no debería ser habitual y ni siquiera debería existir. Pero lamentablemente, cada vez hay más casos en donde el músico quiere tener relaciones con una fan pero hay una diferencia y es que la mujer no quiere. La mujer, en estos casos, tal vez sólo se acerca a su ídolo para conocerlo, porque es eso lo que desean las fans o las chicas que siguen a una determinada banda. ¿Por qué cada vez que una mujer ingresa al camarín de un músico para verlo, se piensa que es con el fin de tener relaciones sexuales? ¿Por qué tantas veces se cae en el hecho de tener relaciones sexuales, quiera la chica o no? Qué equivocados están algunos.
Ser conocido, tener un hombre o lo que sea no te da dominio, no te da poder y mucho menos te da el derecho de generar todo lo dado para llegar a una situación incómoda o de abuso hacia una fan, o hacia una seguidora. En el ambiente del rock se acostumbró desde sus inicios a que las mujeres sólo tengamos lugar para ser consideradas como groupies o fans, nada más. Pero hoy en día ganamos mucho más protagonismo en el ambiente.
Bandas conformadas por mujeres, bandas conformadas por hombres con mujeres integrantes e incluso líderes. Ellas son, en muchas ocasiones, las que se animan a subirse a un escenario y tocar aunque la gente a veces no esté siquiera preparada. Son las encargadas de la prensa de una banda, incluso managers.
¿Cómo seguimos?
Y es ese el camino para seguir logrando un mundo menos machista en el rock. Un mundo donde todos podamos convivir, un mundo donde tanto ellas como ellos sean dueñas y dueños de ser cantantes, guitarristas, managers y todo lo que se propongan. Un ídolo debería ser compañero e incluso hasta amable con sus seguidoras. Si él es el que toma dominio e intenta abusar de una mujer, ¿cómo seguir después viendo a esa banda, como seguir confiando?
Aprendamos a convivir juntos en todo ámbito, en todo espacio. Aprendamos que un nombre o el género no nos da poder y que luego cuando nos miramos al espejo siempre se cae la careta y ese poder se esfuma. Aprendamos lo que significa no. Dejemos los prejuicios de lado, dejemos los estereotipos y abramos la mente. Hay todo un mundo afuera. Hay todo un abanico de música hecha por mujeres para escuchar.
Hoy en día el rol de ellas, nuestro rol, avanza. Aunque todavía falta mucho por recorrer y por conseguir en el ámbito de los derechos, el respeto y la igualdad, crecimos lo suficiente como para ir desterrando determinados prejuicios asociados a este papel que nos cataloga como una muñequita peinada, con auriculares y siempre en el asiento de atrás.