Mano a mano con Felipe Castro
Felipe Castro no es integrante de “Falta y Resto”, él es Falta y Resto. Siendo el hijo mayor de Raúl Castro, fundador de la murga, creció con ella y la conoce mejor que nadie. En una tarde fría de junio me acompaña a recorrer su historia, como murguista, como músico y como padre.
Bethania Pereira – Uruguay
para @CorriendoLaVoz_
Una niñez murguera
Lo que me acuerdo de “La Falta” con el corazón es de gente entrando y saliendo de mi casa de 18 de Julio y Martín C. Martínez y mi viejo dedicándose a eso, la gente que entraba por ahí era el Canario Luna, el Flaco Roberto García, el Mono Da Costa, Julio Julián, gente que después uno aprende a conocer, a valorarlos y a darse realmente cuenta de quienes eran.
Me acuerdo de horas de conversación de mi padre y mi madre. Mi madre fue muy importante para “La Falta”, mucho más de lo que la gente sabe, era la que le corregía las cosas, entonces la murga es parte de mi familia, me acuerdo de todo, no sólo de la cocina, de la cabeza, de los sentimientos que se conversaban y se analizaban para después escribir letras y del viejo tamborileando arriba de lo que hubiera cantándonos la canción.
De las actuaciones realmente tengo conciencia a partir del ‘84, ya tenía 7 años ahí, me acuerdo de los tablados que eran de mañana, yo soy más diurno que nocturno entonces mis recuerdos son más de día que de noche, a pesar de que me dedico a la música.
El murguista rebelde
Siempre me gusta “La Falta”, si hay gente que es hincha y aguanta lo que sea, imagínate nosotros que somos Falta y Resto.
Igual de adolescente no le di bola, de los 14 a los 19 años realmente no le di bola al punto tal que en la segunda rueda del ‘92 no fui, estaba en Buenos Aires con un amigo.
Por otro lado en el ‘95 cuando la Falta salió sin batería, planteando aquella cosa rara, yo me pelee con todo el mundo porque para mí estaba buenísimo, quizás fue esa una de las razones por las que al año siguiente ya salí en la murga, pero no estaba en ninguno de mis planes ser murguista.
Escuchaba los Ramones y a los 16 años un compañero mío me hizo conocer a los Redondos, y ahí cambió mi vida.
Otra de las cosas que escuchaba era El Cuarteto de Nos, justo la otra vez vivimos una situación que en realidad es natural pero que a mí me molesta soberanamente: resulta que coincidimos con un integrante del Cuarteto en un programa de televisión, nosotros teníamos que tocar y él estaba siendo entrevistado porque habían ganado el Grammy. Cuando empezamos a tocar nosotros se fue, esas cosas son normales en Uruguay, a veces los referentes cuando llegan a determinado lugar hacen lo mismo que les reventaba que les hicieran a ellos. No le costaba nada quedarse dos minutos, por más que dijera por dentro esto es horrible.
Por ejemplo, yo veraneo en la Paloma, y siempre me llaman para ver la “Palomurga”, a veces me gusta y a veces no, pero me quedo hasta que termina porque siento, desde mi humilde lugar de haber participado del carnaval y haber hecho alguna cosa interesante, de que para los muchachos es importante que yo me quede a verlos y que los aplauda al final, es una visión personal y no quiere decir que este muchacho del Cuarteto desprecie el resto de la música uruguaya, pero es una actitud natural, incluso pasa en la política, tipos de izquierda que se quejaban de que no se daba lugar a la juventud, hoy tampoco le dan lugar.
Entonces como escuchaba el Cuarteto mi primera reacción cuando el tipo se fue, fue pensar: “Deja, no te hagas el raro que cantabas “Mabel” y “La Familia Berrantes”. Era lo que yo escuchaba y era una banda de garaje, pero todo bien con el Cuarteto y me enorgullezco como uruguayo de su música.
1996, el debut con la Falta
Yo no quería nada con la murga hasta que mi viejo, que ya tenía la agencia de publicidad, me llama para cantar un jingle en el que había que cantar una murga, era un laburito, fui y cante.
A todo esto me había llamado ya Hugo “Piruja” Brocos, el otro dueño de la Falta, para salir y yo le había dicho que no, al otro día lo llame y le dije: “Piruja, reveo mi contestación”, y me fui a probar.
Fueron como dos o tres días de prueba, en los cuales yo estaba nervioso, porque además nadie sabía que yo era el hijo del dueño, si hay algo de lo que me enorgullezco es que nunca siquiera intente sacar provecho de ser quien era, es más muchos compañeros supieron que yo era el hijo de Raúl ya empezado carnaval.
Pero cante con ganas y lo que se hereda no se roba, creo que mis condiciones la gente las noto, después sin dudas tuvo que ver que fuera el hijo de Raúl en la decisión final.
Recuerdo claramente el momento en que me confirmaron que había quedado, estaban los dos, el viejo y Piruja adentro de un cuartito y me dice Piruja: “Quedaste en la murga, vas a ganar 80 pesos por tablado y ahora tenés que besarme el anillo” a lo cual me reí y lo putee.
Apocalipsis Juan, el primer cuplé
Era por la música Apocalipsis Show de la banda brasilera Enemigos Do Rey, a principios de los ‘90 fueron furor, el primero que lo ensayo fue Juan Bautista Pittaluga, un tipo siempre muy sincero y en un momento planteó que no le gustaba para hacerlo él y ahí lo hice yo, desafinaba como loco.
Y siguieron… en 1999 “El Dinero” en el 2001 “La Desaparecida”, en el 2002 “El Gusano Loco” y en el 2003 “El Vecino de al lado”
El más lindo que hice fue el “Gusano Loco”, por destrozo, y además me salía bien, me acuerdo que en la segunda rueda en el Teatro de Verano, salí y la gaste, me había dado cuenta de que la había gastado, y cuando terminó me cruza el Leo Vargas otro compañero a quien quiero mucho y me dice, la partiste en ocho. Después también hice ese cuplé en el Luna Park.
La batuta mágica de Felipe Castro
Antes en la dirección escénica estaba Alejandro Balbis, a quien ahora ya miro en un plan mucho más de par, pero cuando él salió por primera vez en el ‘90 fue uno de los primeros que me dio bola, se dedicaba realmente a conversar conmigo, el tenia 20 años cuando yo tenía 12 y se me arrimaba a charlar. Después en el ‘96 dirigió Fabián Sánchez, en el ‘97 Fernando De Moraes que me llevé divino con él y con Ale compartimos del ‘98 al 2002 pase mucho tiempo en su casa, vivía prácticamente ahí.
Para dirigir espere mi momento, muchas veces la paciencia me ha dado resultado, y cuando salte a la pista, Alejandro arreglaba, yo dirigía y teníamos una química bárbara.
Igual la primera vez que dirigí fue en el ‘98 en Buenos Aires, en la Trastienda, ya que Alejandro no fue porque estaba en Australia con un grupo que tenía que se llamaba el “Cante Murguero”, ahí ya deje plantado que me tenía fe.
La pluma
En el ‘99, adapte dos canciones del Jorge “Choncho” Lazaroff para hacer el cuplé del “Uruguayo Medio” y escribí la despedida. En el 2000 el final del “Hombre Mascota” y la despedida a la “Feria Vecinal”, también ese año empecé a componer. En el 2001 escribí la presentación.
La guitarra…
El Choncho me enseño, yo tenía nueve años, cuando murió deje de tocar por tristeza calculo, después cuando fui adolescente me di cuenta que la guitarra servía, venía bien, entre otras cosas para estar con mi novia de aquel momento, hoy madre de mis hijas.
2007, la Falta y su “Anarquía”
Todavía no paso nada con ese espectáculo, es más hay un disco que no sé qué paso, pero nunca lo editamos, esa es otra discrepancia que tengo con el viejo, ahora de grande.
“Anarquía” es la mejor murga de todos los tiempos, no hay nada parecido, además y no porque sea mía, pero es toda música inédita. No existe comparación, “Anarquía” es la consecuencia más grande del genero murga, es la obra máxima de la Falta. Se van a hacer espectáculos mucho mejores que “Anarquía” pero vamos a tener que laburar mucho para eso.
La Supermurga, murga, trompetas, guitarra eléctrica, bajo y tambores
Fue un delirio mío en el que el viejo me siguió la cabeza, ahora me doy cuenta de que algo interno me estaba pidiendo instrumentos, esto fue dos años antes de la primera reunión de Pa’ntrar en Calor, pero fue importantísimo, acá no tuvo notoriedad, era muy difícil amplificarlo, por lo general sonaba mal, en Argentina también, sonaba mucho el bajo o la percusión, nunca pudimos encontrarle el punto. Sin Embargo la temporada del 2003 fue re exitosa en Argentina Y al año siguiente volvimos a una guitarrita y la batería y fue el año más exitoso de la Falta.
Por algo pasan las cosas.
Este “mano a mano en Uruguay” continua así que no te pierdas la segunda parte de esta intima entrevista.