#NotaDeOpinion – MalditaPolicia
“Todos los policías tienen pinta de policías, ya nacen así, y por eso no sirven para ninguna otra cosa” sentencia Galeano en su texto “Tener dos piernas me parece poco” (VAGAMUNDO y otros relatos). Recuerdo que la primera vez que leí la frase me salió una incontenible sonrisa cómplice, como de aprobación…
Por Vanesa Spaccavento @VaneSpaccavento
Se cumplió un año de la aberrante REPRESIÓN a la Sala Alberdi. Vaya uno a saber por qué, desde esa noche me basta con cerrar los ojos para sentir el ruido de las botas al ritmo de esa ridícula marcha, si ridícula, que hace la Policía Metropolitana al avanzar. Es algo que me quedó grabado a fuego pese a que es solo un detalle en el cuadro general de lo que implicó esa represión. Porque fue REPRESIÓN y esa palabra no es sinónimo de enfrentamiento, por más que desde los medios masivos de comunicación nos quieran hacer creer que sí. Miremos nomás como el Grupo Clarín llama enfrentamiento a la represión de la Metropolitana y como Télam hace lo mismo cuando la fuerza a cargo depende del Gobierno Nacional o de un Gobierno de orientación “K”. La Policía no enfrenta, la policía reprime.
Con el correr del tiempo la primera sensación se instauró de una forma inamovible: todo fue armado, “La Sala” estaba sentando un precedente sobrepasando los límites geográficos de nuestro país y eso era peligroso.
Es peligroso, para la minoría dueña del mundo, todo lo gratuito. Es peligroso defender en pensamiento y acción el libre acceso a la cultura y a la educación. Y acá lo reduzco a lo relativo a la cultura, sea aprender o sea disfrutarla, y me enfoco en eso quizás por mero reduccionismo pero admitiéndolo, porque quien conoció “La Sala” sabe que desde dicho espacio se defendió, entre otras cosas, el ser dueños de lo que jamás debimos perder: la educación, la salud, el trabajo, la comida, la dignidad, las oportunidades, la libertad, la alegría.
Pasó un año y hay cosas que no entiendo y, lamentablemente, creo que nunca voy a entender… “No hay peor esclavo que el que defiende a su amo” ¿No? – Qué cosa grave entonces la enfermedad del Policía.
Supongamos que logramos entender la psiquis del capitalista burgués que sólo tiene como felicidad el engordar su cuenta bancaria olvidando que al final del camino, con suerte, nos vamos con lo puesto… Supongamos que logramos hacerlo, miremos a la Policía.
Si! Hago foco. Quiero detenerme ahí porque los grandes capitales no serían lo que son, si los Gobiernos no contaran con las fuerzas represivas. Lo absurdo es que esas fuerzas están compuestas por tipos que venden hasta el futuro de sus hijos por un sueldo que apenas les permite vivir. Reprimen a los que luchan por lo público y defienden al que se roba el porvenir de un país, que es su país también. Como si eso fuese poco, la impunidad de sus actos le genera una suerte de adrenalina enferma que solo satisfacen transgrediendo, paradójicamente, los supuestos limites que defienden, así es como, en este caso por ejemplo, tres periodistas resultaron heridos de balas de PLOMO.
Es la misma Policía que tiempo, poco, después reprimió a médicos; médicos que quizás hasta le salvaron la vida en alguna oportunidad.
Es la misma Policía involucrada en los negocios del Narcotráfico, es la misma Policía cómplice de la trata de mujeres, es la misma policía que usa a “pibes” para robar (y desaparece, como a Luciano Arruga si se niegan), es la misma adicta al Gatillo Fácil, es la misma que se atrincheró para exigir su aumento de sueldo y ni bien lo consiguió salió a hacer lo que mejor hace: reprimir.
Volviendo a la saña con la que actuó en esa noche, del 12 de marzo, algo que no puedo dejar de pensar es en las balas… De los más 35 heridos con balas de goma, la mayoría (más de veinte) quedó con marcas a la altura de los ojos; los tres heridos de plomo, en cambio, recibieron el proyectil en la zona de la rodilla. No soy una especialista del lenguaje de las balas, de hecho esa noche fue la primera vez que me enfrenté a ellas, pero me da la impresión que el mensaje del plomo era una especie de amenaza macabra al estilo de: “Hoy te dejo rengo pero…te avisé y si hay próxima vez no llores”.
Será que lamentablemente la humanidad de los que deberían estar al servicio de la ciudadanía vale lo que le liquidan a fin de mes… El Policía no tiene conciencia de clase, el Policia ya no tiene vocación de servicio, el Policía mientras tiene su chapa y su arma no tiene alma, no tiene dignidad, ni mucho menos humanidad.
Y perdón si esto le resulta agresivo a algún “policía honesto” pero si es que quedan de esos, en vez de enojarse con quienes denunciamos su impunidad, corrupción y sadismo, peleen en contra de quienes hicieron de la policía “la mafia de los sin cojones”
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