#Literatura Los viajes de Aldous

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    Damian Martin

    Damian Martin

    Redactor at Corriendo La Voz
    Periodista. Futbolero y amante de lo que aprecio. Colaborador sección Cultura.
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    Se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento del escritor británico Aldous Huxley. Su talento, su pensamiento y su manera de ver y vivir la vida lo llevaron a no conformarse con nada y estar en la búsqueda constante de sensaciones y vivencias que quedaron reflejadas en las obras publicadas. Leer a Huxley es realizar una auténtica travesía por diversos universos sin salir de un solo mundo.

    Viajero incansable, ensayista, filósofo, avocado al misticismo y a la mezcalina, el británico Aldous Huxley predijo de manera pesimista cómo los grandes líderes intentarían controlar a la humanidad. En su novela Un mundo feliz (A brave new world) describe un futuro distópico en el cual la humanidad se ve sometida mediante el consumo, la felicidad y el exceso de información. De ahí vienen sus paralelos y diferencias -que él mismo se encargó de marcar- con George Orwell, ya que establecía que cuando éste escribió 1984 se había basado en los regímenes alemanes y soviéticos. Para Huxley, los días de control bajo la fuerza tenían caducidad y los encargados de controlar el mundo eran conscientes de esto.

    “Uno cree las cosas porque ha sido acondicionado para creerlas” pregonaba en su obra más reconocida y la cual, a la vez, deja mucho para pensar. Para vernos a nosotros como sociedad e intentar resolver cuánta razón tenía en aquel momento. En la novela, el humano es sometido con una droga llamada Soma, la cual lo mantiene anestesiado y feliz. No se hace preguntas, no discute la autoridad, no le interesa informarse y se conforma con placeres impuestos por el régimen dominante. Lo impresionante de esto es que allá, por 1932, Huxley aseguraba que esto iba a suceder, no fue un simple párrafo de inspiración, fue un presagio que, cuando es analizado en profundidad, ha sido cumplido.

    La sociedad no usa Soma pero es controlada bajo el influjo de eso que llamamos consumismo. Un embrujo en el cual hemos caído todos, porque aunque uno intente elegir y salir de ahí, el sistema termina llevándolo. Y uno se deja llevar también. La sociedad del consumo establecida por Bauman o la teoría de los campos sociales de Bourdieu terminan dándole la razón a Huxley. Un mundo donde lo inmediato es sagrado durante apenas unos instantes, luego termina en el olvido y en donde mientras mejor te vean los otros, mejor catalogado uno va a estar. Al día de hoy habrá que volver a pensar en todo eso que narra Aldous y encontrar más de una coincidencia. La industria del entretenimiento es un negocio perfecto para las grandes empresas, que son las que deciden que debemos seguir y qué no. Y el exceso de información termina desinformando, y entre tanta vorágine ya no hay tiempo para disfrutar, pensar y mirar desde otra perspectiva.

    Si bien Un mundo feliz es su novela más emblemática, a lo largo de su vida ha escrito una cantidad importante de ensayos, poesías y novelas que hicieron de Aldous un escritor prolífico. Si bien muchos de sus contemporáneos nunca lo reconocieron como un buen narrador, ha traspasado las fronteras tanto de los idiomas como la de los géneros. Pero hay algo que hace aún más interesante a un autor de su talla y es su propia historia de vida, sus incontables viajes alrededor de los continentes del planeta y que han quedado plasmados en varios de sus relatos.

    Aldous Huxley nació en Surrey, un pueblo cercano a Londres, un 26 de julio de 1894. Proviene de una familia de intelectuales en la que se destacan su abuelo, Thomas Huxley, un reconocido biólogo. Su padre también fue un biólogo, y dirigió la revista Cornhill Magazine. Su madre, Julia Arnold, era nieta del destacado poeta Matthew Arnold y hermana de la novelista Humprey Arnold. Del segundo matrimonio de su padre nacerán dos niños, uno de ellos será Andrew Huxley, futuro Nobel de Medicina.

    Su infancia es bastante dura y aún así logra sobreponerse para poder salir adelante. A la muerte de su madre cuando tenía apenas 14 años, se le suma una grave enfermedad en sus córneas -queratitis punctua- que le provocó opacidad en su visión, llevándolo a estudiar lectura y piano bajo el sistema Braille. Estudió en la prestigiosa escuela británica Colegio Eton y luego de terminar sus estudios, desistió de la idea de estudiar medicina debido a su defecto en la visión. Termina graduándose en Literatura Inglesa en el Balliol College de Oxford en 1915. Su primer trabajo fue como maestro el Colegio Eton, pero no termina de empatizar con este y, al poco tiempo, lo abandona.

    Comienza su carrera como escritor a los veintidós años al publicar un libro de poemas llamada The Burning Wheel. Desde la aparición de su primera obra en 1916 publicó tres libros de poemas en apenas cuatro años. Contrajo matrimonio en 1919, y tan solo un año más tarde nace su primer y único hijo, Mathew, además de publicar su primer libro de cuentos, llamado Limbo. A partir del año 1921, se traslada a Italia donde sale a la luz su primera novela, Los escándalos de Crome. Una visión sarcástica contra los intelectuales y la sociedad británica de la época, libro que fue reconocido como uno de los grandes hostigadores de la élite.

    El éxito de Los escándalos de Crome le permitió comprarse un automóvil -que fue manejado por Marie, su esposa- con el cual recorrieron varias rutas europeas y quedó asentado en el ensayo A lo largo del camino. Algunos años más tarde, se embarcó en un viaje por Asia, en donde queda fascinado con la cultura de aquel continente. Las notas de esta travesía quedan retratadas doce meses luego en Jesting Pilate. Algunos años después, inició un extenso viaje por España como parte de una comitiva de intelectuales. Para esa misma época adquiere una casa en Francia, en donde se inicia en la pintura y se nutre de varios intelectuales de la época, llegando a tener una amistad con la escritora argentina Victoria Ocampo.

    Victoria Ocampo y Julian Huxley, hermano de Aldous, en Villa Ocampo en 1947.

    En 1932 publicó su obra más reconocida a lo largo del mundo: Un mundo feliz, una auténtica pieza esencial en la literatura contemporánea. Un ensayo filosófico profundo que saca a la luz la visión distópica del autor. En la obra, Huxley expone un futuro en el cual el hombre estará satisfecho con su esclavitud, tendrá un exceso en la información contenida que terminará por no preguntarse nada y solucionará todas sus dolencias emocionales con una droga administrada por la cúpula, encargada de mantener el control sobre la población. Al año siguiente, partió junto a su familia, con destino a América Central. En ese viaje visita Honduras, Guatemala y México, quedando maravillado con la ciudad de Oaxaca. A su regreso se adentrará en el misticismo, interés que lo acompañó hasta su muerte.

    Para finales de los años ’30 desembarca en Estados Unidos, país que será su hogar durante las siguientes tres décadas. Comenzó a trabajar como guionista de Hollywood y entabló amistad con personajes como Chaplin y Greta Garbo.

    Para esta etapa de su vida crea ensayos relativos al pacifismo, su nuevo credo. Parte de esta filosofía la adquiere debido a su admiración por la India y su encantamiento con El libro tibetano de los muertos. Vuelve a mudarse una vez más, yendo hacia el desierto de Mojave. Aldous solía caminar por el desierto en absoluta soledad y autocomplacencia.

    Llegando a la década del ’50 vuelve a cambiar de ubicación, dejando a un lado el paisaje árido para trasladarse hasta un bosque en las afueras de Mojave. Tiempo después, volvió a Europa para visitar su antigua residencia en Francia y pasar por Roma. Cuando regresó a Estados Unidos, se instaló en las afueras de Los Ángeles, donde se dedicó a escribir guiones para obras de teatro entre las que se destacan La sonrisa de la Gioconda.

    Esa década fue intensa para Aldous, que además de descubrir psicotrópicos, va a experimentar el dolor y ver como renace el amor en su vida. A su esposa Marie le detectan un quiste maligno en una mama, que sería el comienzo de una terrible enfermedad que terminaría acabando con ella en poco más de tres años. El cáncer de hígado se lleva a la compañera de 35 años de vida y madre de su hijo un 12 de febrero de 1955. Luego de dos meses de soledad abrumadora, Huxley emprendió un viaje por Arizona, Texas, California, Florida para culminar en Nueva York donde retomó sus actividades diarias de forma intermitente.

    En 1953 se entera mediante un artículo del uso de la mezcalina para contrarrestar a la esquizofrenia, y propulsado por su propia curiosidad se puso en contacto con los médicos encargados de esta prueba. Es ahí donde estableció una amistad con el doctor Humpry Osmond. Durante su última década de vida experimentó muchas veces con peyote, LSD y psilocibina dejando todo retratado en Las puertas de la percepción y Cielo e Infierno.

    En mayo del ’56 volvió a contraer matrimonio, esta vez con la violinista y psicoterapeuta italiana Laura Archer, y luego decidió vivir en las colinas de Hollywood. En los siguientes años continuó recorriendo el mundo con distintas conferencias e invitado por varias universidades, además siguió publicando libros. En 1960 le detectaron un tumor en la lengua, el cual logró retrasar durante dos años gracias a la radio terapia. Un incendio forestal destruyó su casa en Hollywood, pero él logró salvar el violín de su esposa y el manuscrito de una novela en la cual venía trabajando hacía cinco años: La isla.

    Su último año fue igual de intenso que su vida, y pese a estar completamente debilitado por las secuelas de la enfermedad que lo aquejaba, cumplió con todos sus compromisos. Terminó su última novela, Literatura y cienciaasistió a un congreso en Roma y fue recibido por el Papa Juan XXIII. También viajó a Suiza, donde visitó la Academia mundial de las artes y las ciencias. Luego de pasar el verano en Inglaterra, regresó a Estados Unidos, donde su viaje terrestre terminó un 22 de noviembre de 1963, el mismo día que falleció John F. Kennedy. Antes de morir pidió que le lean al oído El libro tibetano de los muertos y que le suministren dos dosis de LSD, con lo cual se despidió de este mundo.

    Aldous Huxley fue un viajero incansable, un intelectual invaluable que experimentó todas las ciencias y se preocupó por el futuro de la humanidad a su manera, o quizás la manera de la época y el contexto en el cual vivió. Fue criticado por haber sido un ferviente defensor de la eugenesia, un modo de pensar que tenían los grandes intelectuales de la época y en el cual buscaban crear de manera genética al hombre ideal. Luego, cambió su pensamiento y se volcó al pacifismo y a hacer una introspección profunda.

    Sus más de cien publicaciones hablan de un escritor prolífico que vivió constantemente para buscar nuevas experiencias. Y aún sigue viajando entre todos aquellos que leen y reflexionan con sus ensayos y novelas más de cien años después.

    Nota relacionada: #Literatura Distopías: Orwell versus Huxley

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