LOS PUÑOS VOLVIERON AL BARRIO

Las Pastillas del Abuelo volvieron a presentar su ópera El barrio en sus puños en la Trastienda. Un desafío muy grande y que conlleva una gran puesta en escena. En las siguientes líneas se intentará retratar este show que es una invitación al juego sensorial.

Por Juan Pablo Paz @PiuAvanti90

 San Telmo y un día muy caluroso, marzo no se enteró que el otoño está llegando. Sin embargo, nunca está de más arrancar la semana con un recital y descargar tensiones. Y que mejor si a esta premisa se le suma una propuesta tan vanguardista.

Rondando las 20.00 horas el recinto de la calle Balcarce comenzó a recibir al puñado de espectadores impacientes, ávidos de una prometedora experiencia. Las puertas se hacían esperar. Una cerveza para despuntar el vicio y a no olvidarse que mañana se trabaja. Finalmente, las puertas se abren.

En fila india y en grupos de 6 o 7 personas iban ingresando mientras los muchachos de Teatro ciego daban las indicaciones, entre ellas una de carácter taxativa, prohibido el asomo del celular y de caso contrario sería extraído el aparato. Entre murmullos, pasos torpes, a tientas el público ingresaba a una sala totalmente a oscuras. Es que como lo indica su nombre el teatro ciego se celebra en completa oscuridad, aquí no hace falta ver para sentir.

La gente ya acomodada y expectante. De pronto, un ladrido, nadie sabe si efectivamente un perro se coló en el show, el ruido de un motor y la banda que comienza a sonar. Nació Bonavena. La obra, como el disco, se irá desarrollando de manera cronológica.

Llega El barrio, los ravioles de Dominga y un olorcito a pesto que habrá hecho antojar a más de uno. Y los sentidos un poco más agudos. Del mismo modo los primeros asombros también llegan. Otro viento que sopla en la sala y llega un inconfundible olor a café. La banda sigue sonando y arriban Los 60: sonidos de Vietnam, la voz del Che, un tema de los Beatles y la sala a ciegas completamente.

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El avance de una hinchada, suenan los bombos y los cánticos, no hay indicios de escaramuzas por qué llegan Las paces. Ese tema que es una oda a la fraternidad y comunión entre las hinchadas. Y para aumentar la fascinación, una bandera acaricia las cabezas de los presentes.

Cabe destacar el comportamiento del público que es el mismo que viene del rock, del pogo y el agite. Entendiendo de lleno la consigna se mantuvieron en silencio casi toda la obra, aplaudiendo cuando se debía, coreando otras veces y disfrutando de la momentánea ceguera.

Dos momentos increíbles llegan al final pero sería una canallada contarlos, hay que estar ahí. En estas líneas se ha intentado describir una ópera rock inefable, tratar de poner en palabras sensaciones y emociones impredecibles; es como boxear a oscuras, nunca se sabe de dónde va a venir esa piña que nos traslade a otro tiempo. Los puños volvieron al barrio y ganaron por knock-out.

 

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Nota relacionada: http://corriendolavoz.com.ar/del-taxi-a-la-trastienda/

 

 

 

Palabras claves:

Las pastillas del abuelo- Teatro ciego- El barrio en sus puños

 

 

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