Las bancas duermen, las calles arden

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Bianca Coleffi

Bianca Coleffi

Estudiante de Historia y Comunicación Social. Militante Feminista y por la Justicia Social.
Bianca Coleffi

El Proyecto de Ley sobre la Interrupción Voluntaria del Embarazo fue rechazado por el Senado de la Nación en la madrugada del 9 de agosto. La victoria no estuvo dentro del Congreso pero sí en las calles, donde la oleada verde siempre pisó fuerte.

La lluvia no paraba y el viento no se escondía. Pasaba por nuestras manos, dedos, tobillos, gargantas ardientes de gritos y narices coloradas por la baja temperatura. Fuimos miles en las calles, abrazadas y cómplices. Cómplices de nuestros derechos, en nuestros cantos y puños bien en alto con el pañuelo alrededor de las muñecas y cuellos. Nuestros pelos, labios y brillos verdes pintaron la Plaza. Y el mundo. Nuestro dolor y angustia se convirtieron en alegría y aliento de guerreras. En cada mirada nos encontramos, y en cada abrazo nos protegíamos. ¿Qué si ganamos?

Más de doce horas de debate dentro del Congreso, y las mismas debajo de la lluvia. Escuchando cada senador sus intervenciones para luego pasar a las votaciones que terminaron con 31 votos afirmativos, 38 en contra y 2 abstenciones para el Proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Alrededor de las 2:45 de la madrugada el Proyecto de Ley había sido rechazado por el Senado de la Nación, luego de la histórica sesión del 14 de junio último, donde la legalización del aborto parecía tener oportunidades para consolidarse como derecho constitucional en nuestro país.

Durante la sesión las inesperadas intervenciones de muchos de los y las “representantes del pueblo”, dejaron al descubierto el tradicionalismo y conservadurismo en muchos de sus argumentos. Ahondaron en conceptos teóricos y poco pragmáticos, con diagnósticos muy lejanos a la realidad que viven las mujeres en el día a día.

Citaron tratados internacionales, el Pacto de San José de Costa Rica, la Constitución y los Derechos del niño para declarar inconstitucional el proyecto. Para decir en incontables oportunidades que la vida debe ser entendida como tal desde la concepción, como lo hicieron los Senadores Estaban Bullrich, Federico Pinedo, Alfredo De Angeli, Inés Blas, López Valverde, Carlos Marino, entre muchos y muchas más.

Aquellos dinosaurios dejaron en el recinto lo que son. Más allá de comprender las historias de vida personales de cada uno de ellos, el factor generacional que se impregna en cada una de sus palabras, valores ideas y cosmovisiones de cómo abordar la legalización del aborto, no estuvieron a la altura del momento histórico. No escucharon las demandas del pueblo ni a las miles de mujeres que exigían que el aborto sea ley.

Más allá de algunas bancas que se vieron beneficiadas con los resultados, o el sector “pro vida” que encontró su victoria en aquella ley no sancionada, o quizás algunos sectores más conservadores de la Iglesia, que pregonan el tradicionalismo a flor de piel, sin lugar para que mujeres decidan sobre sus propios cuerpos, ¿quiénes más lograron su cuota de éxito? ¿Acaso aquellos sectores más favorecidos que responden a intereses minoritarios? Pero no solo a la hora de hablar de la legalización del aborto, ni de quienes tienen y quienes no los recursos suficientes para abortar de manera segura, o incluso el acceso a los anticonceptivos que lo previenen, o quienes pueden y quienes no acceder a una educación sexual integral, que permita saber y conocer sobre nuestros cuerpos y los de los otras y las otras. No solo alrededor de la discusión del aborto es que el gobierno intentó sacar ventaja.

¿Por qué quisieron su cuota de victoria en este tema? ¿Cómo sacarían ventaja desde la discusión sobre el aborto legal, seguro y gratuito?

Minutos antes del comienzo de la sesión en el Congreso, alrededor de las 10:30 de la mañana, Mauricio Macri publicó en su cuenta de Twitter: “No importa cuál sea el resultado, hoy ganará la democracia”, dándole validez a este reclamo popular, aclarando que por primera vez había paz y libertad de expresión.

Para el presidente la democracia es eso. Las pibas y pibes afuera del Congreso toda la noche y los dinosaurios que interpretan la ley desde los libros antes que de las calles. Y en ese resultado se encuentra la democracia. El primer gran hecho democrático según nuestro presidente. ¿Así funciona, Mauricio? ¿Aún cuando existe una mala lectura de nuestros representantes entre la teoría y la práctica de los hechos? Y más allá del impactante acontecimiento del 8 de agosto, ¿es ésta la única instancia que el presidente va a legitimar como democrático o valedero para la manifestación popular?

¿Qué hay Mauricio entonces con las masivas marchas en contra del ajuste, los bajos salarios, las paritarias cerradas para nuestros docentes y trabajadores y la Reforma Previsional que deja en banda a nuestros jubilados? ¿Qué hay entonces con las masivas marchas en contra del FMI, del desfinanciamiento hacia la salud, ciencia y educación, contra la violencia institucional, la represión y la vuelta de los milicos en las calles? ¿Qué hay con todo eso? Si a las manifestaciones populares que repudian estas prácticas se las criminaliza y se las reprime, ¿acaso aquellas resistencias en la calle de la mano de nuestros trabajadores, estudiantes, profesionales y pequeños empresarios nacionales no tienen la cualidad de ser democráticas?

Mauricio subestima al pueblo y lo trata de recién nacido, cuando no se da cuenta que ésta es una de las tantas luchas que tiene el pueblo por ganar. Que va en camino a otras, y en defensa de algunas más que hoy quieren ser arrebatadas. Que no vamos a andar mendigando votitos para hacer la diferencia. El pueblo sabe y está despierto, dispuesto a discutir desde proyectos de país, no desde posturas aisladas del momento, ni congeladas en el tiempo.

Sabemos que queremos el aborto legal, y no solo vamos a luchar por él, sino también por un país donde entre la justicia social, y la realidad sea efectiva. También sabemos que donde reina el hambre faltan derechos, y unos cuantos. Así que no nos confundan con que éste es nuestro gran primer logro ejerciendo la democracia, porque tenemos varios, y por eso hoy estamos donde estamos, no solo discutiendo el aborto legal, con el feminismo que nos brota por la piel, sino luchando también por más Pan, Paz, Tierra, Techo y Trabajo.

Nos quitan derechos y nos quieren seguir quitando. Nosotros vamos por más hasta conseguir que en un rincón muy pequeño, entre tantas injusticias saldadas y tantos derechos logrados, se encuentran dos mujeres abrazadas, gritando por fin, que el aborto se hizo ley.

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