Antonella Liborio
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Si hablara de ello, si lo hiciera, ¿qué les diría? La película comienza con esta duda, una voz en off se pregunta qué contar, qué decir frente a una historia tan grande. Y posiblemente la inquietud del narrador sea la misma que invadió la mente del director mexicano Guillermo del Toro a la hora de escribir el guión junto a Vanessa Taylor: ¿es posible contar en menos de dos horas una historia que hable de amor, y que al mismo tiempo critique la intolerancia de la sociedad de ayer y de hoy apelando fundamentalmente a la presencia de seres fantásticos y hombres-peces? Sin lugar a duda, The Shape of Water (La forma del agua) es la respuesta.
La película estadounidense se estrena el próximo 22 de febrero en Argentina y se anuncia como la favorita para la entrega de los premios Oscar que tendrá lugar el 4 de marzo. Con trece nominaciones, incluida mejor película, mejor director, mejor actriz y mejor banda sonora, The Shape of Water se perfila ante la crítica como una verdadera cult movie contemporánea.
El último film de Guillermo del Toro, director de Hellboy, Cronos y El laberinto del fauno, entre otras, se destaca por los planos y encuadres perfectos y por la trabajosa búsqueda de colores que hacen de la fotografía de la película una obra de arte. Asimismo, resulta imposible dejar de mencionar las impecables actuaciones de Sally Hawkins, Michael Shannon, Richard Jenkins y Doug Jones.
Un poema cinematográfico
Elisa Espósito (Sally Hawkins) es una joven muda que trabaja en el servicio de limpieza de un laboratorio del gobierno. Es dueña de una vida monótona y aburrida, hasta que se enamora de un hombre-anfibio que han reclutado en el edificio para hacer experimentos. El aparente “monstruo” conducirá a la protagonista a un mundo de fantasía que parece aguardar su llegada. Pero como en la mayoría de los cuentos de hadas, no todo es color de rosa.
En el marco de la Guerra Fría y la carrera espacial expedida por Estados Unidos y la Unión Soviética, ambos países no se privan de manifestar temor y susceptibilidad ante toda circunstancia que se corra de lo común. En este sentido, el film muestra una paradoja. En medio de la intensa y acelerada puja por conocer los misterios del espacio, la reacción de la sociedad ante lo desconocido se presenta como la perfecta contracara de la necesidad de demostrar la superioridad humana: frente a la presencia del otro, se opta por el exterminio. Y cabe destacar que a pesar de que la película transcurre en la década de 1960, las temáticas que aborda son atemporales, porque además de poner en escena una emocionante historia de amor, se establece una dura crítica a la sociedad excluyente, intolerante, racista y homofóbica cuyos rasgos persisten hasta nuestros días. En palabras del director: “aunque la película es muy específica porque tiene lugar en 1962, habla de universalidades”.
Por otro lado, la alusión a lo universal no sólo se evidencia en la crítica social, sino que también resurge al hablar de géneros cinematográficos. La película combina en absoluta armonía romance, drama, suspenso, fantasía y musical e incluso rinde homenaje a los films fantásticos de los años 40′ y 50′. Y lo fundamental radica en la naturalidad con que se desarrollan todas las escenas que remiten a géneros tan variados; nada parece forzado sino todo lo contrario: el devenir de la trama invita a pasar a las diferentes formas de narrar para hacer del todo algo que va mucho más allá de la suma de las partes.
En última instancia, es posible afirmar que cual extraordinario poeta, Guillermo del Toro, lleva a la pantalla grande una fábula crítica y optimista a la vez y demuestra, a través del cine, que estamos a tiempo de afrontar algunas cosas y que aún no todo está perdido. The Shape of Water expone al máximo los rasgos que nos definen como seres humanos y saca de las profundidades del agua, frente a lo increíble, la imaginación; frente al exceso de realidad, la fantasía; frente a lo imposible, el canto de una chica muda y frente a la guerra, un poema de amor.