Habemus Vial Costero
De algunos temas los medios ya no hablan; ya no forman parte de la agenda y, fundamentalmente, no les son redituables. Pese a ello…Nosotros no nos olvidamos y los tenemos bien presentes.
Por Ángela Gravano
Desde el 23 de octubre de 2011, el empresario y político Jorge Macri, asume la intendencia del partido de Vicente López en la Provincia de Buenos Aires, por una diferencia de 3 puntos con el candidato opositor, Enrique García, quien dirigía el municipio desde 1987.
Así, el primo de Mauricio Macri (qué linda la familia unida) se instaló en la localidad con las principales promesas de mejorar la seguridad vial, bajar los casos de delincuencia, desarrollar políticas ecológicas y replantear el Desarrollo Urbano de la zona.
Este último punto está particularmente apuntado al Vial Costero, terreno que recorre la orilla del Río de la Plata, y que es, desde hace dos años, escenario de conflictos entre los vecinos y las políticas Municipales, como se dio en la madrugada del 16 de marzo del 2011, donde una dura represión dejó un saldo de 6 vecinos heridos, que reclamaban la ilegitimidad de la presencia de máquinas trabajando en los terrenos, talando árboles y destruyendo un paseo que constituye, desde hace décadas, parte de la identidad de Vicente López.
Jorge Macri propuso que desde su mandato, todas las decisiones sobre los terrenos se harían de manera transparente, ‘de cara a los vecinos’, en el marco legal correspondiente y volcando el eje en las necesidades de la población.
Menuda sorpresa se llevaron vecinos de la zona, cuando en el ingreso al Vial Costero, comenzaron a hacerse presentes efectivos de una empresa de seguridad privada, contratada por el municipio, para controlar los efectos personales de quienes ingresaran, y prevenir el ingreso de bebidas alcohólicas, cuyo consumo está prohibido desde la nueva gestión.
En vista de esta situación, a los vecinos que se negaron a mostrar sus pertenencias, se los increpó e insistió para que así lo hicieran. Un caso puntual, de un vecino que paseaba a su perro, fue seguido por el empleado en la entrada, el cual dando la descripción física del vecino, alertaba a los otros vigilantes de la zona. Uno de ellos incluso se acercó en su cuatriciclo e insistió para que abriera su bolso explicando que ‘era para su propio bien, que era por seguridad de todos”. En un guiño Lombrosiano, estos muchachos parecieran creer en la portación de cara y algunos vecinos pudieron ahorrarse el inconveniente.
Sólo efectivos de la policía pueden pedir revisar las pertenencias de alguien si, y sólo si, esta persona presentó claras señales de que se esté cometiendo un delito.
Esta nueva situación con Vial Costero, desata una señal de alarma grave en cuanto a qué ocurre con los espacios públicos y con qué criterios se toman este tipo de medidas. Porque sería inocente pensar que estas cosas ocurren por casualidades o factores no previstos, y no que tienen que ver con una política del Pro, que sistemáticamente ataca a los espacios e instituciones públicas, como viene ocurriendo tan cerca (ahí nomás, cruzando la General Paz) el ejemplo de la Capital Federal, con su Sala Alberdi, su Borda, su Moyano, su Parque Centenario y la infinidad de problemáticas actuales gracias al Gobierno de Mauricio Macri.
En las páginas oficiales de la gestión Pro en Vicente López, la explicación o enumeración de estas medidas, brillan por su ausencia y tal vez siga sonando en algún teléfono descolgado, la música de espera para comunicarse con la Secretaría de Obras y Espacios Públicos o con la Secretaría de Seguridad. Mientras esperamos que nos atiendan, si alguien encuentra, perdida por ahí, la ‘transparencia con los vecinos’ y el ‘marco legal correspondiente’, comuníquese con el editor, que con gusto se haremos llegar a Jorge.
