Camila Giraud
Actriz |Amante de los felinos, el cine y el teatro.
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En el mes de noviembre se realizó por primera vez la Semana del teatro independiente una iniciativa del actor y director cordobés Lautaro Metral, acompañado por el director de musicales Ricky Pashkus. Una propuesta que busca impulsar, expandir y dar a conocer la actividad teatral independiente, donde se ofrecieron 85 espectáculos en diferentes salas de Buenos Aires con entradas accesibles.
Además, hubo voluntarios con alcancías en los teatros, para que el publico pueda colaborar con la reconstrucción del tetro El Método Kairós luego del accidente que sufrió su sala principal.
CLV entrevistó a Lautaro Metral, que nos contó cómo resultó esta experiencia, que esperamos siga creciendo en futuras ediciones
¿Cómo surge la idea de la semana del teatro independiente?
Lautaro Metral: El 2016 fue un año duro. La actividad en general se retrajo. Las salas fueron golpeadas por fuertes aumentos en los servicios básicos de difícil tratamiento y la retracción llegó también a los bolsillos de la gente. En la experiencia particular comenzamos a notar una merma importante en el movimiento de público y al compartir esta situación con compañeros cercanos advertimos que la situación repercutía de un modo colectivo, especialmente en las propuestas emergentes. Había que hacer algo. Lo llamé a Pashkus, le comenté la idea de proponer una semana donde las entradas del teatro independiente costaran cincuenta pesos y se sumó al instante. Abrimos la convocatoria y llegaron a sumarse ochenta y cinco obras y cincuenta y tres salas. El nivel de adhesión nos confirmó que es un momento en que la comunidad teatral necesita juntarse y hacer fuerza.
¿Cómo resultó la experiencia?
LM: Ezequiel Paredes, uno de los productores de esta iniciativa, relata lo siguiente:
“En la puerta de Dain Usina Cultural esperando para ver la obra Hay que deshacer la casa se me acerca un señor y me dice: ‘hace 20 años que no voy al teatro, vine por esto’ “.
Esta anécdota revela de un modo profundo el sentido de la iniciativa.
Podemos decir también que se ofrecieron tres mil seiscientas entradas a cincuenta pesos, que las salas y elencos se pusieron el proyecto al hombro, que se reunieron treinta mil pesos en una acción solidaria en favor de El Método Kairós y que estamos muy satisfechos. Pero nada le gana a un tipo yendo al teatro después de 20 años.
¿Cómo es para vos hacer teatro en Buenos Aires?
LM: Buenos Aires es una máquina que te lleva. Tiene una tradición cultural y teatral monstruosa. Si tenés una idea y el coraje suficiente como para motorizarla, bancarla, sostenerla y esperarla, la maquinita te lleva. No quiero que suene trivial, hablo de una enorme red de salas, universidades, instituciones y artistas que sostienen la actividad cultural del teatro en Buenos Aires. Y como toda máquina puede ayudarte, esquematizarte, burocratizarte, estimularte y por ahí falla un resorte y hacés una obra de teatro. Yo prefiero lo último.
¿Cómo ves el panorama actual del teatro independiente en Buenos Aires y en el resto del país?
LM: Da para largo la pregunta. Trataré de ser breve en mi opinión sabiendo que el recorte resultará algo acotado.
En Buenos Aires lo veo con mucha salud, resistiendo los embates propios del sistema que tenemos y redoblando la propuesta en cantidades y calidades diversas. Celebro esa cantidad y esa diversidad. Creo que hay muchos sectores: los viejos, los nuevos, los clowns, los costumbristas, los naturalistas, los experimentales, los biodramáticos, los títeres, los bufones, los musicales, los surrealistas y cantidad de estéticas que se me escapan. Ese diferenciarse le provee salud y propuesta al teatro en general. Entre sectores se ayudan a veces y a veces no. Creo que sobre esto hay que trabajar. Integrarse un cacho mas. El trabajo del INT, Proteatro y FNA es fundamental en este armado. En el interior es directamente indispensable. No puedo hablar de “el resto del país” como un todo ya que no tengo herramientas. Puedo sí, hablar de Córdoba: su propuesta teatral es excelente, hay grupos independientes estables que sostienen un nivel de trabajo invaluable. Directores como Luciano del Prato o David Picotto que, en mi humilde opinión, le están dando una vuelta de rosca histórica al teatro cordobés. Ni que hablar de Paco Giménez, Toto López, Cipriano Arguello Pitt, Leo Rey, Chete Cavagliatto, Sonia Daniel y Bati Diebel de una generación previa y absolutamente vigente (todo esto disculpándome de las omisiones).
Pero en ambos casos creo que hay que poner el ojo en el teatro emergente: las nuevas generaciones que irrumpen (o irrumpimos) en la escena independiente. Creo que son las depositarias de una dificultad aun mayor en este contexto de crisis ya que deben mostrarse, instalarse, establecerse en un medio que tiende a retraerse. Sin el teatro emergente, el teatro independiente histórico se queda solo o por lo menos anacrónico, no muta mas allá de sus referentes clásicos. A este teatro y volviendo al tema, quiso ayudar La semana del teatro independiente buscando la integración de las viejas y nuevas generaciones.
¿Cómo continuarán las ediciones del festival, hay fechas para el año próximo?
LM: En este momento estamos recabando impresiones de lo que dejó la primera edición. Abrimos un espacio de diálogo a todos los elencos y salas que participaron de la iniciativa para tener su opinión sobre las cosas que funcionaron y las que hay que reforzar o modificar. También a las salas que no participaron abrimos esta comunicación. No descartamos incluso hacer una suerte de foro o reunión a comienzos del año próximo donde poder recibir los aportes de los compañeros que, hayan participado o no de esta edición, puedan ayudarnos a mejorar la propuesta en pos de que el movimiento se profundice en su intención de volverse útil.
Dos auto-críticas de esta primer experiencia. LA primera, es que no llegamos a todas las salas ni a todas las obras. Esto se debió a una cuestión de tiempo y de infraestructura que esperamos mejorar y la segundo: sabemos que el económico no es el único factor que provoca la merma de público, por lo que debemos mejorar la propuesta incentivando el pensamiento sobre el factor comunicacional del teatro alternativo.También, esperamos que la comunidad teatral nos ayude a complejizar esta iniciativa y deseamos los aportes de todos sus actores a los que ponemos a disposición nuestro correo para recibir opiniones, impresiones, críticas y sugerencias.
Nos encontramos pensando en qué momento del año próximo sería necesario lanzar la segunda edición. En diálogo con distintas salas coincidimos en que entre mediados de agosto hasta todo setiembre suelen ser los meses más peludos para la convocatoria de público. Así es que estimamos que será entre esas fechas.
¿Más allá del festival, cómo fueron tus otros proyectos de este año?
LM: La mar chiquita es un texto que desarrollamos durante 2015 con mi amigo y compañero Lionel Arostegui donde ambos plasmamos la historia de tres hombres atrapados en un techo de dos aguas acorralado por la crecida de la laguna mar chiquita en los años 80. Escribir en conjunto es negociar ética y estéticamente. De ese cruce nació un texto más guacho que el que hubiésemos podido confeccionar por separado. La segunda medida fue llamar a Juan Martin Zubiri a quien prácticamente obligamos a dirigirnos y que llevó un texto en extremo irracional por senderos de la justificación de las acciones y sensaciones de estos personajes al borde del delirio así que esa fue una tercera vuelta de rosca para esta creación, una suerte de triunvirato. El proceso fue tal cual lo fantaseamos.
Con PimPumPam nos alquilamos una sala que mantuvimos durante todo el año y allí fuimos recolectando los materiales que la calle nos ofrecía a los fines de que el montaje escenográfico fuera parte del proceso de ensayos. Así es que fuimos generando el techo a dos aguas con listones de madera que encontramos por ahí, una suerte de reciclado que nuestra escenógrafa se encargó de estilizar. Luego nos dieron lugar en el Cultural San Martín donde realizamos la primera temporada y gozamos de una amplitud de recursos técnicos que complejizaron y enriquecieron la propuesta.
Para la segunda temporada en el Portón de Sánchez logramos sostener esa calidad que nos proveía el recurso a fuerza de ingenio. Y así se fueron 5 meses de temporada de esta querida obra que busca sus horizontes posibles para el año próximo. Lo más jugoso de la experiencia de PimPumPam, que nace con el objeto de poner en escena cualquier inquietud de sus integrantes sea cual fuere su orientación tópica, es que nos empuja proyecto a proyecto a derrotar nuestros propios prejuicios. En este caso descubrimos que escribir de a dos es posible. Recibimos la nominación a los Florencio Sánchez como un guiño a esa consigna.
¿Qué próximos proyectos tenés pensados?
LM: El año próximo estaré mayormente trabajando en Córdoba ya que fui seleccionado en el reciente concurso para formar parte del elenco de la Comedia Cordobesa, cuerpo estable de actores del Teatro Real. Y en los intervalos que este trabajo me permita estaré en Buenos Aires dirigiendo mi próximo espectáculo del que ya tengo el libro y el equipo y que espero poder estrenar en 2017.