“El jorobado de París”, una historia antigua que volvió a las tablas

El clásico de Victor Hugo “Nuestra señora de París” – más conocido como “El jorobado de Notre Dame”- vuelve a la calle Corrientes luego de 20 años de su primer estreno. Celebrando las dos décadas, Pepe Cibrián Campoy y Angel Mahler re-estrenaron la obra “El jorobado de Paris” en enero, y ya cumplieron las 100 funciones con un éxito rotundo.
La calidad de la puesta en escena es algo para destacar. Lo primero que impacta al espectador, cuando se sienta en la butaca del Teatro Presidente Alvear, es la música en vivo. El sonido de la orquesta, dirigida por Damián Mahler, hace que te puedas transportar hacia el siglo XV e imaginarte que en vez de en Buenos Aires, estamos en la París del fin de la Edad Media. Sumado a la escenografía, que es simple pero muy bien utilizada, el vestuario elaborado con telas acordes a la época, le dan el toque final para que la estética de la obra haga que el público se sienta parte de lo que sucede en escena.

No es casual que la estética sea algo impactante, ya que justamente la obra se centra en un problema base de la sociedad, que seguimos sufriendo un siglo después de que se escribió esta historia: la discriminación hacia lo que se considera feo. Qué tema ¿no? ¿Qué es lindo? ¿Qué es feo? ¿Por qué una persona puede decidir sobre si algo es lindo o feo? ¿No es que el molde no importa si en el interior somos buenos? Vivimos en una sociedad occidental que se basó en la religión cristiana para marcar los parámetros que rigen nuestras vidas. Jesús decía que lo que importa es la calidad de la persona y no la apariencia. ¿Por qué será que aun habiendo vivido tantos actos atroces de discriminación, no podemos aprender como sociedad que la vida va más allá de las apariencias?

“El jorobado de París” busca la reflexión de cada uno de los espectadores sobre esta temática. Quasimodo (Nacho Mintz) es un joven que nació con deformidades y por eso mismo debe vivir recluido en la cúpula de una de las catedrales de la ciudad francesa, sin la posibilidad de vivir en sociedad. La exclusión casi total es lo que hace que este personaje sea la viva voz de la discriminación.

Las actuaciones están muy bien logradas y, al ser un musical totalmente cantado, se destacan las voces de los actores. El personaje de Claudio Frollo (Diego Duarte Conde) se luce más que cualquier otro por su calidad de interpretación. En cambio, la pisca de humor la ponen Magot (Manuela Perin) y Filipon (Nicolás Bertolotto), los reyes de la corte de los milagros, que hacen la contra escena para levantar al público y hacer de los temas controversiales y tristes, un poco más animados.

Así, la obra que se estrenó por primera vez en 1993 y fue un éxito en ese entonces, vuelve a la calle Corrientes para seguir movilizando a los espectadores y preguntándoles: ¿por qué no pueden ver lo lindo que hay en mí?

Ficha técnica
Libro y letras: Pepe Cibrián Campoy.
Elenco: Nacho Mintz, Diego Duarte Conde, Florencia Spinelli, Adriana Rolla, Mauro Murcia, Nicolás Bertolotto, Manuela Perin, Ramiro Moreno, Diego Cáceres, Cristian Irrute, Erica Nuñez, Magalí Saisi, Mara Del Federico, Miguel Gómez Vicari.
Música: Ángel Mahler.
Dirección musical: Damián Mahler.
Vestuario: Alfredo Miranda.
Sonido: Osvaldo Mahler.
Arreglos corales: Carlos Di Palma.
Coordinación general: Federico Brunetti.
Dirección general: Pepe Cibrián Campoy.
Sala: Presidente Alvear.
Duración: 150 minutos.

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