TAMBORILERO
Describir a Eduardo Da Luz no es tarea fácil, podría enumerar sus cientos de premios, podría decir que ha acompañado a grandes artistas como Gilberto Santa Rosa, Willy Chirino y Maná entre otros, podría decir también que lleva 50 años de carnaval y varios más de televisión, ha ganado 12 primeros premios e incontables menciones especiales, pero nada de esto forma parte de su esencia.
Por Bethania Pereira – Uruguay
PH: Fernando Escalante
Muchos le dicen el embajador del candombe, del candombe más puro, y la más pura humildad, de sonrisa amplia y brazos abiertos, como los tambores que invitan a bailar porque tamborilero le llaman…
Ven a mi tierra querida…
Nací en Durazno y Bulevar Artigas donde está la escalinata, ahí estuve dos años, después me fui para Instrucciones y Propios, cerca de Sayago. Ahí me crié, fui a la escuela del barrio, al liceo Nº 18.
A Palermo venia porque tenía muchos amigos, mucha gente me dice que no puede creer que sin haber nacido en el barrio le escribiera tantas canciones, así como también a barrio Ansina, no sé porque es, son esas cosas que a veces nacen por lo que te van contando los veteranos como Cacho Giménez, el padre de Malumba. Escribí cosas con la profundidad y sapiencia de haber nacido en el barrio, es como si hubiese nacido ahí.
Si vos no te portas bien le digo a los Tres Reyes Magos y te quedas sin el tren…
En mi casa éramos cinco hermanas mujeres y yo que sin haber ido a clases de canto cantábamos bien y afinábamos. Los domingos era el día que se juntaba toda la familia, mamá hacia pastas caseras y la sobremesa era la cantarola. Venían los vecinos a escuchar y le decían a mi padre, “Lo felicito Da Luz por como canta la familia” y mi padre les contestaba, “En casa son todos artistas, el único que trabaja soy yo”.
En el año 1962 con 8 años empecé en la revista infantil de Miguel Ángel Manzi, en CX 24 “La Voz del Aire”.
Mi mama me llevo, yo quería recitar porque me gustaba mucho Héctor Gagliardi, tenía los libros y para las fiestas me llevaban con los vecinos a recitar “Los Tres Reyes Magos” y eso quería recitar cuando fui.
La cosa es que cuando llegue Manzi me dice: “Vos sos simpático, ¿no te gusta el candombe?” a lo que respondí que sí y cante candombe.
También pase por Canal 10 y Canal 12, ahí estaba Pinky, que es mi madrina artística y Raúl Lavie; los domingos estábamos ahí, viajábamos mucho a la Argentina.
En el 1963 empecé a hacer Carnaval, estuve 10 años haciendo Revista, salía en Abanico Musical, una revista integrada por niños y adolescentes, estuve hasta 1972.
Galardones…
Tengo 12 primeros premios, en 1973, 1974 y 1975 con “Serenata Africana”, la primera comparsa que salí.
En 1976 con “Marabunta”.
En 1990 con “Concierto Lubolo”, que nos decían “Los Segunderos” porque salimos segundos en el ’87, ’88 y ‘89, era una comparsa de barrio y en el ‘90 al fin nos dieron el primer premio.
En 1991 de nuevo con “Marabunta”.
En 1993 con “Sierra Leona”, donde hice la “Sinfonía de tambores”.
En 1998, 1999, 2001 y 2002 con “Yambo Kenia”, me perdí el quinquenio porque en el 2000 no salí.
Y este 2013 con “Sarabanda”.
Tengo ganadas muchas menciones, este año me dieron “Figura de Lubolos” y “Mejor Letrista de Lubolos”, la mención de “Figura” me la dieron varios años.
En 2009 me dieron la mención de “Mejor arreglador Musical”, ese año había salido con Kanela en “Tronar de Tambores”, después dejé de salir y volví ahora para los 50 años de Carnaval.
Dale Javier a tu tambor que sepa toda la gente que lo tuyo es lo mejor…
Hay un dicho que dice “En casa de herrero cuchillo de palo”, bueno, la cosa es que en el barrio había un salón comunal y hacían fiestas y desfiles. Resulta que en un desfile de disfraces Javier se quería disfrazar de lubolo, pero en mi casa increíblemente no había tambor, entonces la madre le puso un ponchito y un vecino de arriba le prestó un bombo leguero y él me decía “Papá a ver si un día me traes un tambor de verdad” y después de eso le escribí “Candombe para Javier”.
Canadá, España, Australia, Francia, Brasil…
Una de las cosas más lindas de esta profesión es haber conocido lugares que nunca pensé que iba a conocer.
La primera vez que fui a Australia en el 1991 volví a ver amigos que hacía más de treinta años no veía y pensaba “Gracias música, gracias música porque pensé que nunca más iba a ver a esta gente”.
Recorrí lugares increíbles, en Canadá por ejemplo, Gabriela Silva, la hermana de Cachila, me llevó a las Cataratas del Niágara, me quería morir, era increíble, yo deliraba y pensaba, después de esto me puedo morir tranquilo.
Me pasó lo mismo cuando fui al Principado de Mónaco, pensaba, no negro, no puede ser pellízcate.
Fuimos con un grupo grande de candombe en el ‘89 al carnaval de Niza y después fuimos hasta Cannes y Mónaco.
En cuanto a cómo reaccionan los extranjeros con los tambores hay cosas que me han sorprendido muchísimo, por ejemplo tuve la suerte de viajar dos años seguidos a Suiza, el segundo año fui invitado para actuar en el Festival de Jazz de Montreaux y en el camarín de al lado estaba María Bethania, en el otro Paul Simon y en un momento viene un muchacho y me presenta un suizo que por fonética se me pone a cantar un tema mío, yo no lo podía creer.
También me pasó de estar cantando y ver una pareja de japoneses vestidos con su atuendo típico y bailando al ritmo de los tambores.
En el Primer Encuentro de Culturas Negras, que se hizo en Bahía, estaba Carlinhos Brown tocando y cuando terminó empezamos a tocar los tambores y la gente se vino atrás nuestro.
Lo que genera el candombe afuera es importante.
El Clínicas…
Soy técnico eviscerador, que es quien hace las autopsias, estuve 25 años trabajando como ascensorista del Hospital de Clínicas y cuando muere mi papá me dan la posibilidad de pasar al cargo de él.
Hice un curso de anatomía patológica y empecé, ya hace 39 años que soy el carnicero del hospital.
Me gusta porque también se pueden salvar vidas, por ejemplo muere un paciente, se hace la autopsia y se descubre de que murió, luego si llega otro paciente con los mismos síntomas gracias a esa autopsia se puede saber por dónde atacar el problema.
En realidad es un trabajo como todos, aunque tengo un problema, por ejemplo si se muere un pajarito, un perro o un gato y me pedís que lo levante no puedo, no sé por qué, pero no puedo.
Dónde no podría trabajar es en un CTI, porque lamentablemente cuando los pacientes llegan a mi ya están muertos, en cambio en un CTI, son pacientes de riesgo y la impotencia de no poder salvarle la vida no sé si podría manejarla.
La morgue es un lugar bárbaro para que se me ocurran melodías ya que nadie te molesta.
Jennifer Lopez y Que viva The Chosen…
Me llamarón por teléfono porque querían hacer un casting y querían algo de candombe, lo grabamos, se lo llevaron y les gusto.
Después no me terminó de convencer la idea porque era como un reality, no solo se enfocaban en lo artístico, sino en cómo vivía, cómo era un día en mi vida, querían venir al Hospital del Clínicas y no me intereso.
Después vino la producción, y me invitaron a ser su anfitrión. La llevé a los barrios Sur y Palermo, le mostré como era, le presenté los tambores, ella igual vino bastante informada sobre todo.
La saque a bailar candombe y bailó, medio salseado por bailó.
En un momento me comentó que le llamaba la atención ver pocos negros y justo en el fondo había una morena muy elegante y la traje para adelante, le interesó mucho la danza.
Una palabra para…
Rosa Luna, Pureza.
Martha Gularte, Tradición.
Jorginho Gularte, Tristeza.
Malumba Gimenez, Ave Fénix.
Lágrima Ríos, Familia.
Adriana La Palma, “La Negra Tanguera”, como yo le decía.