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Luego de la clausura arbitraria sufrida hace pocas semanas, y evidenciando que no estábamos solxs en nuestro reclamo por una cultura popular libre y autogestiva, decidimos realizar un festival el sábado 11 de febrero titulado La Cultura No Se Clausura.
El Gobierno de la Ciudad excluye en sus políticas culturales a las expresiones que proponen una cultura distinta, una cultura popular, de raigambre independiente y autogestiva. Existe un constante hostigamiento por parte de la Agencia Gubernamental de Control (AGC), que clausura arbitrariamente los espacios culturales, sumado a la falta de apoyo a nuestro sector por parte del Ministerio de Cultura de la Ciudad. Se reduce el presupuesto para la Cultura y el remanente se concentra en aquellos sectores ya consagrados.
Desde la gestión del PRO en la Ciudad se promueve una política de clausura de nuevas expresiones culturales, negación de las habilitaciones correspondientes, ahogo financiero, inexistencia de una tarifa diferenciada de servicios, trámites de altos costos y dilaciones burocráticas prolongadas, todo ello sumado a la falta de fomento e incentivo para los proyectos culturales emergentes. Por otro lado, los centros culturales son hostigados con inspecciones semanales cuyas exigencias se realizan de manera azarosa, por inspectores que en forma discrecional determinan las causales de clausura. Para todos los espacios, se exigen trámites que superan los varios miles de pesos, y no hay una política para solventarlos. Creemos que la cultura en la Ciudad precisa de un Estado que garantice su fomento, distribución y acceso, para promover la integración social, el desarrollo de la cultura popular, entendido como un derecho y no como un negocio.
Hace dos semanas, Vuela el Pez fue clausurado ya que el trabajador que se encontraba en la puerta contando las personas que entraban para no exceder la capacidad del lugar, no estaba registrado en la dirección general de servicios de la seguridad privada. Al entender del Gobierno de la Ciudad, entonces, no cumplíamos los requisitos de seguridad porque no teníamos un patovica recibiendo a nuestro público. Fue una excusa para clausurarnos al no encontrar otro motivo.
Nosotros somos un Centro Cultural, con habilitación de Teatro Independiente (por la falta de agilización en la implementación de la Ley de Centros Culturales, Ley 5240 que fue conseguida gracias a la lucha constante de todos los centros culturales) por lo que no estaríamos afectados a dicha reglamentación. Por otro lado, no se corresponde con nuestro funcionamiento, con nuestra manera de pensar, con nuestra manera de construir y hacer las cosas, poner un patovica en la puerta, orque a nuestro Centro Cultural entra la persona que quiere, se queda la persona que quiere y se va la persona que quiere. El trabajador que está en la puerta, es un compañero trabajador cuya única función es hacer de anfitrión y contar la cantidad de gente que ingresa al lugar. Ni le mira la ropa, ni le mira la cara para decidir si entra o no entra. De esta manera arbitraria y absurda, no solo atacan a los espacios culturales sino que además dejan a 20 trabajadores parados por tiempo indefinido.
Una vez más el Gobierno de la Ciudad encabezado por Rodríguez Larreta, en lugar de fomentar el acceso a la cultura, de incentivar a los espacios que abrigamos distintas formas de expresión artística, independiente, autogestiva, nos pone palos en la rueda, nos somete a discrecionalidades burocráticas y quiere que cerremos nuestras puertas.
Por eso, ante nuestra necesidad como colectivo de expresarnos al respecto, el sábado 11 de febrero llevaremos adelante el festival La Cultura No Se Clausura: la idea del festival es poder expresar nuestro repudio a las sistemáticas clausuras de nuestros centros culturales, teatros independientes y clubes de música, que lo único que hacen es manifestar una gestión cultural del gobierno que excluye absolutamente los espacios que contienen propuestas culturales distintas. Las clausuras no solo implican que la ciudad se quede con menos propuestas culturales, sino que además dejan a los trabajadores de la cultura sin su fuente de trabajo.